Ya os estoy escribiendo desde otro
país, volvemos a estar en Estados Unidos, esta vez la costa Este.
Entramos esta mañana, íbamos con todo preparado, y con los nervios
de todas las fronteras, por si nos faltaba algún papel,... para
entrar por tierra a EEUU necesitas un visado, que debes tramitar en
tu país, pero nosotros no podíamos hacerlo, intentamos tramitarlo
en la embajada de los Estados Unidos en Ottawa, pero como no
estábamos en su lista nos fue imposible entrar en la embajada, así
que decidimos ir sin nada hasta la frontera y que allí hicieran lo
que quisieran, y así hemos llegado esta mañana. Se han encargado
dos chicos jóvenes, nos han hecho las mil preguntas de siempre y
nosotros hemos empezado a hablar, la nueva técnica que adoptamos es:
hablamos los dos, más o menos a la vez, en inglés y vamos contando
a nuestro rollo nuestro viaje, hasta que se cansan y nos hacen el
visado, y así lo han hecho. Hemos estado un tiempo esperando a que
nos hicieran el papelito, no puedo asegurar cuánto tiempo ha sido,
porque en las embajadas, fronteras y sitios públicos el tiempo pasa
de una manera distinta a la del resto del mundo, no sé si es mucho o
poco, la cuestión es que nos han dado los visados y nos han dicho
buen viaje...No nos han mirado la furgo,...y eso me da mucha rabia,
¡el momento de pasar las fronteras es cuando más limpia la
llevamos!.
Os voy a contar un poco el final de
nuestro paso por Canadá. Después de estar con los amigos
Volkswageneros en Niágara emprendimos camino hacia Ottawa, la
capital del país, una ciudad recogida, con edificios coloniales, con
mucho turismo, a nosotros nos pareció una pequeña Inglaterra, no
estábamos acostumbrados a este paisaje en estos lugares, estuvimos
tres días paseando por la ciudad y viendo los preparativos de la
fiesta nacional del 1 de julio, en Ottawa pudimos dormir en el
aparcamiento del Walmart (ya casi nuestro terreno) el tercer día
vino la policía, se ve que alguien los había llamado, que había un
vehículo sospechoso con una matrícula sospechosa, se puso un coche
delante de la furgo y otro detrás, y nosotros desayunando tan
tranquilamente. Nos preguntaron qué hacíamos tantos días allí y
las mil preguntas de siempre, al final nos dijeron que lo sentían,
pero que con la fiesta del 1 de julio la gente está un poco
asustada, fueron muy simpáticos, tanto que antes de irse nos
regalaron dos vales del Mc Donalds para dos cafés, y como ese día
ya nos íbamos nos pasamos por el Mc. Donalds a buscar nuestros
jarrones de café para el viaje, dos cafés XXL para llevar por
favor, con azúcar, vinagre, mostaza y ketchup (el vinagre, la
mostaza y el ketchup para nuestra despensa claro).
De Ottawa nos fuimos hasta Montréal,
allí encontramos una callecita en el centro, donde aparcar era
gratis y se veía un lugar muy tranquilo, ...así que ya teníamos
hotelito. Nos fuimos a ver la ciudad, había festivales por todas
partes, festival de artesanos, el festival internacional de jazz,
festival de pintura, mil actividades que nos hicieron volver locos de
un lugar a otro, todo gratis, montajes enormes, bailes con
estructuras hechas por contenedores de transporte, toda una calle
llena de pinturas, un piano público en una plaza, en el barrio gay,
donde estaban tocándolo y cantando los vecinos del barrio,
llegábamos tardísimo a nuestro hotelito furgonetero y hechos polvo
de ir hacia arriba y hacia abajo. Allí probamos las Poutiné más
famosas de Canadá, un plato enorme de patatas fritas con queso
cheddar y una salsa, también probamos la cola de castor, que no es
una cola de verdad, es un postre, que no está nada malo y que nos
comimos mientras paseábamos por el puerto antiguo de Montréal...vaya
estampa más romántica.
Y de Montreal a Quebec, pasando por el
parque Nacional la Mauricie, un parque como casi todos los que hemos
visto de Canadá, frondosos, verdes, con vistas que parece que te
ensanchen la mirada, caminatas por todas partes y cada una con una
característica distinta,...y lo mejor,...duchas, aprovechamos que
este parque nacional tenía duchas para hacer un buen repaso. Cuando
llegamos a las duchas nos dijeron que funcionaban con monedas de 25
centavos, cogimos todas las monedas que teníamos y nos fuimos hacia
allí, yo llevaba 2 y Jordi otras dos, al meternos en las duchas
vimos que para que funcionara tenías que meter 4 monedas de
golpe....bueno...no entraré en detalles, pero después de montar un
“cinet” nos pudimos duchar los 2 con nuestras 4 monedas (esta
será una de esas historias que cuentas en el bar riéndote).
Quebec nos pareció otra pequeña
Europa, esta vez Francia. Con muchas cuestas y otra vez mucho
turismo, fue allí donde pasamos el 1 de julio, en un concierto del
famoso grupo Billy Talent y los fuegos artificiales, fue bastante
divertido, aunque....seguimos pensando que somos los mejores montando
“tinglados” y festivales. En Québec hablan francés, yo creía
que también hablaba francés, fue muy frustrante no poder entenderme
con nadie en francés, no les entendía nada y ellos no me entendían
a mí, terminábamos hablando en inglés, Jordi se reía de mí
diciendo que él creía que iba a estar salvado en Québec con mi
francés....más tarde encontramos unos franceses de Francia y nos
dijeron que ellos tampoco llegan a comprenderse muy bien con la gente
de Quebec (fue un descanso).
De Quebec decidimos subir un poco hacia
el norte, hacia el pueblo de Tadoussac, donde se pueden avistar
ballenas beluga, ballenas negras y focas. Creíamos que no íbamos a
ver pero había millones de belugas, fue increíble, maravilloso, era
impresionante ver tantas y tan blancas, reflejaban la luz del sol en
sus espaldas cada vez que salían a respirar. Creíamos que ver las
belugas había sido lo mejor del día,...pero luego seguimos subiendo
hasta otro lugar, donde simplemente te sientas en las rocas delante
del mar y dejas pasar las horas, y cuando estás medio dormido,
relajado por el sol que te da en la cara y por el sonido del mar ves
salir una ballena enorme delante de ti y sale y se vuelve a meter y
vuelve a salir y se vuelve a meter y todos nos despejamos de golpe,
pero nadie dice nada. Quizás, para mí, este es uno de los secretos
de la vida que no sabía, no todo es ahora, ni a un momento
determinado, ni durante tanto tiempo, simplemente te sientas y
esperas que las cosas pasen, y puede que pasen o puede que no. Si no
pasan, no quiere decir que no estén allí, simplemente no ha pasado
mientras tú estabas,...si pasan...no lo olvidarás en la vida, no
sólo no olvidarás el espectáculo de ver a una ballena en su ruta
por la vida, tampoco olvidarás la sensación de la calma mientras
esperas ver cómo pasa la vida, la naturaleza, sólo disfrutar de la
espera. Esa noche dormimos en una playa llena de dunas y de
mosquitos, estábamos orientados hacia el este, es decir, el sol
salía por el mar, y sin el sol en el horizonte durante su puesta
vimos otro espectáculo, nosotros no podíamos ver el sol, estaba
detrás nuestro, detrás de las montañas, pero su reflejo llegaba
hasta el mar y volvía todo el cielo de color rosa, se ve que todos
los habitantes de Tadoussac saben este hecho y justo a la hora de la
puesta vinieron muchos coches para poder ver ese rosa de la vida. Al
día siguiente vimos salir el sol por el mar, y me di cuenta de
cuánto tiempo llevaba sin ver el sol salir por el mar, tal y como lo
he visto salir siempre durante 36 años, reflejando sus rayos más
fuertes de la mañana en el agua. Las puestas de sol en el océano
son preciosas pero la salida del sol por el mar me trae los mejores
recuerdos de mi vida, y por un momento eché de menos mi precioso mar
mediterráneo.
De Tadoussac nos fuimos hacia la
península de Gaspé, New Brunswick y Nova Scotia. Para nosotros,
después de pasar por todo Canadá, fue lo menos espectacular, que no
es menos bonito, pero tuvimos la sensación de estar en Europa,
pasamos por el parque nacional de Fundy, y por las rocas Hopewell,
unas rocas enormes erosionadas por la marea, entre las que puedes
pasearte cuando ésta baja, justo estar a su lado...dios santo qué
maravillas hay en el mundo, y sólo hemos visto la mitad. En Nova
Scotia pudimos estar en el parque nacional de Kejimkujik, y vimos la
niebla que acompaña esta provincia en toda su costa que la vuelve
misteriosa y silenciosa.
En esta zona los aparcamientos de los
centros comerciales Walmart se vuelven lugar de reunión y
“pasaratos” de sus habitantes,...lo que nosotros hacemos en una
cafetería, en una plaza, delante del mar, ellos lo hacen en los
aparcamientos, con un vaso para llevar de una cadena de cafés, pero
sin bajarse de los coches, cada uno está en su coche, uno al lado
del otro y hablan por las ventanillas, es muy divertido ver cómo
pasan las tardes así. Y en uno de estos aparcamientos nos
despertamos el 15 de julio, celebrando 1 año desde que empezamos el
viaje, no nos vamos a poner melancólicos,...pero empezamos de risa
hace un año y hemos reído, llorado, nos hemos enfadado, hemos visto
mil cosas, hemos conocido personas de distintas razas que van pasando
por la vida,...como nosotros, y también hemos aprendido que no somos
distintos a todos aquellos viajeros, turistas,...da igual el nombre,
que viven sus experiencias, sean cuales sean, unas empiezan, otras
acaban y todas son fascinantes para los que las están viviendo,
porque son sus vidas.
Se acabó nuestra gran experiencia en
Canadá, más de mil fotos, vídeos, recuerdos y amigos nuevos que lo
han hecho, sin lugar a dudas, uno de los países más impresionantes
en los que hemos estado, y quizás sí tenía razón la agente que
encontramos en la primera frontera de Canadá, que nos aseguró que
este país iba a ser el mejor de todo el viaje.
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cola de castor |
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parlamento de Ottawa |
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Calles de Montreal |
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piano público en el barrio gay de montreal |
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espectáculo con contenedores |
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calles de Quebec |
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Calles de Quebec |
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Poutiné (mmmm....) |
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Parque Nacional La Mauricie |
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uno de los lugares donde despertamos |
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la vie en rose |
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el saludo al sol |
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esperando ballenas |
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Jordi es un superviviente, haciendo fuegos |
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De todo sabe |
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niebla en Nova Scotia (P.N. Kejimkujik) |
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Ir a la playa en Canadá es lo mismo que en el Mediterraneo, pero con chaqueta |
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