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lunes, 6 de noviembre de 2017

Un sueño cumplido

¡Hemos dado la vuelta al mundo! Sí sí, así como suena, hace casi un año y medio que decidimos coger la carretera y aventurarnos sin saber qué pasaría, una furgo con veinticinco años y dos locos con el alma rebosando ilusión y nervios Poco a poco, kilómetro a kilómetro, hemos ido descubriendo el mundo, sus paisajes, su naturaleza, sus pueblos, sus ciudades y sobretodo su gente, la gente maravillosa que existe por el mundo, en unos sitios mejor que en otros, pero mayoritariamente buena gente, aprendiendo a sentirte a gusto fuera de tu zona de confort, aprendiendo a confiar en gente que no conoces absolutamente de nada, y es que el mundo nos ha enseñado que la gente que menos tiene a menudo es la que más te da, bueno quizás la que menos tiene a nuestro parecer, creo que son mucho más ricos en otros valores, que nosotros hemos descubierto después de este maravilloso viaje. Descubrir países que a priori tienen fama de peligrosos, llegar allí y que te hagan sentir como en tu casa, que te inviten a comer a su casa simplemente porque eres extranjero y has llegado a su pequeño pueblo, incluso acabar con las reservas de vodka de la aldea para celebrar la visita de estos dos tipos que un buen día aparecieron por allí, dormir con una familia mongola dentro de un ger (casa típica de los mongoles nómadas), degustar un delicioso salmón recién pescado con auténticos nativos de la zona norte canadiense, formar parte de rituales religiosos , disfrutar de fiestas folclóricas de distintas aldeas, pueblos o ciudades, en definitiva, formar parte del pueblo y su cultura correspondiente, y todo esto sin esperar nada a cambio, sólo por conocer y disfrutar de la compañía de buena gente como ellos, intercambiar culturas, vivencias, y risas, sobretodo muchas risas, tengo que reconocer que a Fátima y a mí al principio nos costó entender la ayuda y compañía que te brinda la gente sin esperar nada a cambio.
Hemos podido admirar un sol de medianoche increíble, cascadas heladas, cascadas con su caudal rebosando, subir montañas llenas de vegetación y otras áridas como el mismo infierno, unas auroras boreales que tu cuerpo no sabe ni cómo reaccionar de la belleza que llega a ser este fenómeno, árboles milenarios tocando el cielo, cañones partiendo el suelo y permitiéndote adentrarte en ellos para admirar la fuerza que un día mostró la naturaleza, cañones de mármol, de piedra roja, de azufre, geisers, piscinas naturales de aguas termales, playas que te dan la bienvenida al paraíso, cuevas prehistóricas, hemos buceado entre miles de peces tropicales, de noche con plancton luminiscente, otra de esas cosas que tiene la naturaleza, que hace confundir a tu cerebro de tanta belleza, vivir un terremoto o un huracán, pasar de menos 17 grados a 48, escalar en muchos países diferentes paredes impresionantes, escalar acompañados de yaks perdidos en algún sitio de Mongolia, o acompañados de lugareños de la zona que aprovechan para intercambiar técnicas o vivencias de este deporte que amamos, poder disfrutar de osos, elefantes, cocodrilos, pumas, arces, ballenas, serpientes, águilas, y un largo etc, todos y cada uno de ellos salvajes y en su hábitat natural, descubrir la interesante, deliciosa y a veces no tan deliciosa gastronomía que hay por el mundo, conducir por carreteras interminables que nunca llega el horizonte, carreteras tan estrechas que cabe medio coche, franqueadas a un lado por una inmensa pared y al otro por un acantilado de vértigo, otras tapizadas con una alfombra de nieve blanca, caminos de piedras y agujeros, descubriendo volcanes, ríos rápidos y feroces o arroyos lentos y tranquilos, montañas o paisajes que te dejan sin palabras, incluso descubriéndonos a nosotros mismos.
Por supuesto que no todo el camino ha sido color de rosa, también ha habido momentos no tan buenos, estar dos meses lloviendo sin parar, que dentro de una furgo sin ducha no es tan fácil como si estas en casa, encontrarte a un personaje en la frontera de kazajistan que quiere robarte, aparcar para pasar la noche en algún barrio no muy tranquilo por decirlo de alguna manera, o encontrarte a algún energúmeno que simplemente te odia porque no eres de su país, cosas sin importancia que hacen el viaje más interesante y ameno, como ya he dicho antes, en el mundo afortunadamente hay mucha más gente buena que mala.
Hemos conducido, volado, caminado, navegado y disfrutado 90000 kilómetros de tierra, mar y aire, pero sobretodo hemos convivido con el mundo, con admiración y respeto, hemos sido libres y felices, una felicidad que no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de nuestras familias y amigos, a todos ellos queremos agradecerles su comprensión y respeto hacia esta maravillosa locura que un día se nos pasó por la cabeza y hoy podemos estar bien contentos y orgullosos de haber logrado, ahora seguiremos trabajando y montando nuevas rutas para seguir conociendo lugares maravillosos como los que hemos conocido hasta ahora, quizás, África? Quizás, Australia? Bueno habrá que esperar algún tiempo para saberlo...
Hasta pronto amigos.


P.D. Seguiremos en esta página colgando fotos, vídeos, y muchas más cosas que nos han quedado en el tintero, y por supuesto que seguiremos contestando vuestras preguntas o dudas que tengáis a la hora de hacer o montar un viaje, ya sabéis que intentamos ayudar en la medida que podemos, un saludo viajero.


domingo, 27 de agosto de 2017

Costa Este

buenos días desde Memphis, en el sur de Tenessee, lo más al norte que vamos a estar del río Mississippi.
El otro día estaba hablando con Jordi, pensando que tendríamos que hacer otro post pronto, por todo lo que nos estaba pasando. Desde que pasamos Nueva York, hicimos toda la costa este hasta Miami, volvimos a subir por el golfo de Mexico hasta Nueva Orleans y emprendimos camino hacia el norte siguiendo el cauce del río Mississippi hasta llegar aquí a Memphis. Como me parece muy difícil explicaros lo que siento en todo este recorrido, creo que voy a intentar relatar los hechos objetivamente,...si es que puedo.
Bien, empiezo, salimos de Nueva York (Jordi todo eufórico de estar en El Bronx,...creo que ya piensa que es negro) pasamos por Philadelphia pensando que no íbamos ni a parar, pero vimos un ambiente muy agradable, mucha gente en las calles, y bueno, un rincón, justo delante del museo de arte donde había muchísima gente reunida haciendo fotos,...Jordi me dijo que seguro que era la estatua de Rocky Balboa....no puede ser, no puede ser que una ciudad haga una estatua sobre una película.... bien, ... como he descubierto que con Jordi no se puede discutir sobre cosas de la tele ya no digo nada más, sí, tienen una estatua de rocky balboa delante del museo de arte, y sí, hicimos la cola, y sí, nos hicimos la foto, pero esta foto no la vamos a poner en ningún post, jejeje. Seguimos bajando, escogimos bajar por el puente de Chesapeake, es uno de los puente más peligrosos de EEUU (bueno, eso dicen) une los estados de Maryland y Virginia, no nos pareció muy peligroso aunque sí era espectacular ver como el puente se convertía en túnel y volvía a salir para convertirse en puente de nuevo.
Seguimos bajando por la costa pasando por los estados de Virgina, Norte y sur Carolina y Georgia. En las playas de Norte Carolina nos lo pasamos muy bien, allí es donde hacen surf y nosotros, sin tabla, estuvimos pillando olas, a mí no me sale muy bien pero fue muy divertido intentar pillar las olas para que me llevaran a la orilla, al terminar teníamos arena por todas partes, menos mal que en estas playas hay duchas y pudimos recuperar nuestro estado original. Empezaba a hacer calor y empezábamos a sudar por la noche, aunque aún no hacía falta el ventilador que llevamos, una mañana nos despertamos y lo primero que vieron mis ojos fue una hilera de hormigas pasando por mi lado, nos levantamos y teníamos la furgo infectada de hormigas, habíamos aparcado encima de un hormiguero, madre mía estuvimos dos semanas intentando eliminarlas, aún sale alguna (bien un viaje completo no lo es si no has tenido contacto con chinches, cucarachas y....ahora hormigas). En estos tres estados nos llevamos alguna que otra sorpresa, atrás quedaron los tiempos en los que ibas por la carretera de Canadá y los coches te pitaban saludándote. En Georgia nos pitó un coche y sacó la mano por la ventanilla levantando un dedo con el símbolo: que os jodan, suponemos que vio nuestra matrícula europea. En los parquings de Walmart donde dormíamos, los blancos (porque sólo había blancos) nos miraban muy mal al vernos cerca de la furgo con la matrícula europea. Justo estuvimos en Virginia cuando se produjo la manifestación de la supremacía blanca que acabó con la vida de una joven,...bien...sólo puedo decir que se nota y mucho la realidad que está viviendo EEUU en estos tiempos (pero intentaré ser objetiva). Por fin llegamos a Florida, creíamos que llegábamos a uno de los estados más abiertos de EEUU, así que nos pudimos relajar un poco, aunque allí empezó el calor de verdad, el calor que nunca habíamos sentido antes, madre mía, qué calor, tuvimos que empezar a poner el ventilador por la noche, sudábamos como cerdos, fuimos a las maravillosas playas de Florida y el agua estaba terriblemente caliente, qué días más duros, no teníamos ni hambre, sólo sed y buscábamos rincones para ducharnos y duchas de las playas, eso sí, tenemos los poros más limpios del mundo, las caras más suaves que jamás habéis visto, parecen de porcelana. En Florida el dormir en una furgo no está muy permitido, realmente te sientes como en una caza de brujas, una noche nos despertaron a las 4 de la madrugada para decirnos que nos fuéramos que no podíamos dormir allí, otro día tal como aparcamos, algún blanco llamó a la policía alertando de una furgoneta blanca sospechosa y vinieron a decirnos que nos fuéramos (pero intentaré ser objetiva y no decir lo que siento). Pese al calor insoportable decidimos seguir bajando, llegar hasta los Cayos de Florida, poder ver la vegetación, cómo el coral se convierte en tierra, los cocodrilos al lado de la carretera y poder disfrutar en el agua mientras a tu lado tienes un pelícano tan tranquilo pescando su comida. Aunque muriendo de calor nos pareció un paisaje fabuloso y unos días maravillosos,...bueno justo en los días más calurosos que estuvimos allí a mí me vino la regla, bien, durante el viaje ella y yo nos hemos entendido muy bien, pero esta vez, del calor, me bajó la tensión y mientras entrábamos a un Walmart para que me diera el aire fresquito creo que me desmayé, recuerdo a Jordi subiéndome las piernas y luego llevándome dentro del centro comercial, donde compramos medicamentos y me tomé un café con hielo, realmente Jordi se está portando como un super héroe conmigo, me ayuda con las alergias, y está allí a mi lado siempre que la lío, sin quejarse sólo apechugando. La gente me pregunta qué cosas nuevas he visto, cómo me siento en el viaje,...bueno por ahora puedo decir que siento que no soy tan fuerte como creía, y la verdad, me gusta saber que no soy tan fuerte como creía, que sólo soy normal y que no puedo con todo.
Cuando empezamos a subir el golfo de Mexico recibimos la terrible noticia de los atentados en Barcelona y Cambrils, con los dedos encima de las teclas del ordenador no puedo encontrar ni una sola palabra para explicar lo que no sólo nosotros sentimos. Tan lejos de casa y queriendo estar allí, y a nosotros nos han dicho mil veces, tened cuidado en el viaje...ni podemos ni sabemos explicar lo que sentimos.
Pasamos del estado de Florida al de Alabama, allí una tarde de las que estamos jugando a nuestra partidilla de brisca, vimos que unas chicas intentaban arrancar el coche con unas pinzas, pero que no lo conseguían, estaban riendo (suponemos porque les costaba entender cómo iba lo de las pinzas), entonces nos acercamos para ayudarlas, se callaron, se pusieron serias y nos dijeron que no hacía falta que las ayudáramos,...bien debemos decir que las chicas eran negras,...y nosotros somos blancos (pero seré objetiva y no diré lo que siento). Siguiendo el viaje pudimos ver el eclipse solar del 21 de agosto, ¿por qué siempre se ven estas cosas en EEUU? fue espectacular, aunque lo miramos muy poquito porque no teníamos las gafas, cómo cambió la luz durante un par de horas, cómo la luna se iba poniendo delante del sol, ¡Qué maravilla!.
Llegó Louisiana, Nueva Orleans, empezó allí la sobredosis de música por todas partes, aparcamos en un parquing por 8 euros 24horas donde pueden aparcar las caravanas, campers, etc. así podíamos estar tranquilos visitando esta ciudad (o eso pensábamos), fue una locura, había música en vivo por todas partes, todo tenía forma de saxofón, me volvía loca, quería esto, aquello, aquello también, todo el presupuesto tambaleándose por Nueva Orleans, probando la comida criolla y cajún, cafés, arroz, pescado. El segundo día me fijé bien: los músicos que tocaban por las calles siempre eran los mismos en distintas formaciones y no vimos ni una sola chica tocando ningún instrumento,...qué cosas (pero seré objetiva y no diré lo que siento). El último día que estábamos en el parquing de Nueva Orleans, mientras desayunábamos vinieron 8 policías, porque un blanco les había dicho que había una furgoneta blanca sospechosa, nos pidieron el ticket del pago del parquing, nos preguntaron cuándo nos íbamos....(bien...ya sabéis...no diré lo que siento).
Nos fuimos de Nueva Orleans y justo salir de la ciudad una piedrecita golpeó la luna delantera , se empezó a rajar la luna, aunque poquito a poco, así que compramos una resina, para intentar parar el corte del cristal,...parece que por ahora funciona....ya veremos. Visitamos las plantaciones de algodón, donde podías ver cómo vivían, la ostentosidad de los criollos blancos, la vida de los esclavos negros, la pura realidad sureña.
Y de las plantaciones de Louisiana empezamos a subir el río Mississippi, siguiendo la ruta del río del blues, un río lleno de historia, de vida, que nos llevó hasta el pueblo de Clarksdale, el origen del blues, donde nos comimos unas hamburguesas en el local del actor Morgan Freeman, de allí ya nos dirigimos hasta Tenessee, aquí ya hace días que vemos casi todo gente de raza negra, en Memphis la mayoría de población es negra. Sólo llegar fuimos al visitor centre donde estamos ahora mismo, aquí los encargados (todos de raza negra) nos vieron cargando el ordenador y los teléfonos (porque por la noche todavía usamos la batería para el ventilador) nos dijeron que nos dirigiéramos a unos pocos metros de allí, que seguramente nos dejarían dejar la furgoneta para dormir, fuimos hacia allí y preguntamos a los encargados de seguridad (todos de raza negra también) a lo que nos respondieron que sin problemas, que qué curiosa nuestra matrícula y que sienten muchísimo los atentados de Barcelona y Cambrils (pero seré objetiva y no diré lo que siento). Estuvimos paseando por Memphis, viendo la calle Baile, allí fue donde empezaron a reivindicar los derechos de los negros, ahora todo son bares con música en vivo, impresionante música, el soul se mezcla con el country y el blues, estaba escuchando un concierto y el guitarrista (negro) ya se estaba flipando con el solo, una locura. Pudimos ir a ver el lugar donde asesinaron a Martin Luther King, ahora convertido en museo. En esta ciudad la gente parece realmente muy simpática y agradable, todo el mundo nos saludaba, y aunque es la segunda ciudad más peligrosa de Estados Unidos nosotros por ahora nos hemos sentido mucho más a gusto que en la costa este.

Bien, y ahora algunos os preguntaréis, por qué nuestra ruta vuelve a dirigirse hacia el norte. ¿Recordáis los días de navidad?, estábamos en Los Ángeles, esperando la furgoneta, los encargados de la aduana no querían darnos la furgoneta porque faltaba un papel, que ya habíamos pedido, el señor encargado de hacer el papel nos dijo que no nos haría el favor de hacerlo rápido, porque....no. Así que estuvimos 17 días en Los Ángeles esperando la furgo, durante estos 17 días teníamos que pagar un hotel que costaba 100€ la noche (era el más barato) por cada día que la furgo estaba en las aduanas teníamos que pagar 300€,...total que allí se quedaron 7.000 euros de nuestro presupuesto.
A partir de allí decidimos apretar el presupuesto y recuperarnos, pero fue imposible, así que lamentándolo mucho estamos dirigiéndonos hacia Baltimore, para enviar la furgoneta a Europa, dejando para otro momento Sur América.
Mientras nuestra furgo viaja hacia Europa (Bélgica) nosotros terminaremos el viaje en Cuba, siempre y cuando nos dejen salir de este país (ya que para entrar en Cuba necesitas un permiso del señor presidente de EEUU....que nosotros no vamos a tramitar....porque ya estamos cansados de sus historias)

Habremos conseguido dar la vuelta al mundo con nuestra furgoneta (con cristal o sin él) aunque gracias a este viaje nos quedarán mil proyectos nuevos.

atardeceres en el camino

el toldo de la furgo nos sirve para todo

miami beach, agua calentita calentita

cayos de Florida

pelícanos

Nueva Orleans

Nueva Orleans

Nueva Orleans

contratos de compra de esclavos

Memphis

Motel Lorraine, donde dispararon a Martin Luther King

luna de la furgo,...empieza el corte

martes, 18 de julio de 2017

Hasta luego Canadá, fue un placer


Ya os estoy escribiendo desde otro país, volvemos a estar en Estados Unidos, esta vez la costa Este. Entramos esta mañana, íbamos con todo preparado, y con los nervios de todas las fronteras, por si nos faltaba algún papel,... para entrar por tierra a EEUU necesitas un visado, que debes tramitar en tu país, pero nosotros no podíamos hacerlo, intentamos tramitarlo en la embajada de los Estados Unidos en Ottawa, pero como no estábamos en su lista nos fue imposible entrar en la embajada, así que decidimos ir sin nada hasta la frontera y que allí hicieran lo que quisieran, y así hemos llegado esta mañana. Se han encargado dos chicos jóvenes, nos han hecho las mil preguntas de siempre y nosotros hemos empezado a hablar, la nueva técnica que adoptamos es: hablamos los dos, más o menos a la vez, en inglés y vamos contando a nuestro rollo nuestro viaje, hasta que se cansan y nos hacen el visado, y así lo han hecho. Hemos estado un tiempo esperando a que nos hicieran el papelito, no puedo asegurar cuánto tiempo ha sido, porque en las embajadas, fronteras y sitios públicos el tiempo pasa de una manera distinta a la del resto del mundo, no sé si es mucho o poco, la cuestión es que nos han dado los visados y nos han dicho buen viaje...No nos han mirado la furgo,...y eso me da mucha rabia, ¡el momento de pasar las fronteras es cuando más limpia la llevamos!.

Os voy a contar un poco el final de nuestro paso por Canadá. Después de estar con los amigos Volkswageneros en Niágara emprendimos camino hacia Ottawa, la capital del país, una ciudad recogida, con edificios coloniales, con mucho turismo, a nosotros nos pareció una pequeña Inglaterra, no estábamos acostumbrados a este paisaje en estos lugares, estuvimos tres días paseando por la ciudad y viendo los preparativos de la fiesta nacional del 1 de julio, en Ottawa pudimos dormir en el aparcamiento del Walmart (ya casi nuestro terreno) el tercer día vino la policía, se ve que alguien los había llamado, que había un vehículo sospechoso con una matrícula sospechosa, se puso un coche delante de la furgo y otro detrás, y nosotros desayunando tan tranquilamente. Nos preguntaron qué hacíamos tantos días allí y las mil preguntas de siempre, al final nos dijeron que lo sentían, pero que con la fiesta del 1 de julio la gente está un poco asustada, fueron muy simpáticos, tanto que antes de irse nos regalaron dos vales del Mc Donalds para dos cafés, y como ese día ya nos íbamos nos pasamos por el Mc. Donalds a buscar nuestros jarrones de café para el viaje, dos cafés XXL para llevar por favor, con azúcar, vinagre, mostaza y ketchup (el vinagre, la mostaza y el ketchup para nuestra despensa claro).

De Ottawa nos fuimos hasta Montréal, allí encontramos una callecita en el centro, donde aparcar era gratis y se veía un lugar muy tranquilo, ...así que ya teníamos hotelito. Nos fuimos a ver la ciudad, había festivales por todas partes, festival de artesanos, el festival internacional de jazz, festival de pintura, mil actividades que nos hicieron volver locos de un lugar a otro, todo gratis, montajes enormes, bailes con estructuras hechas por contenedores de transporte, toda una calle llena de pinturas, un piano público en una plaza, en el barrio gay, donde estaban tocándolo y cantando los vecinos del barrio, llegábamos tardísimo a nuestro hotelito furgonetero y hechos polvo de ir hacia arriba y hacia abajo. Allí probamos las Poutiné más famosas de Canadá, un plato enorme de patatas fritas con queso cheddar y una salsa, también probamos la cola de castor, que no es una cola de verdad, es un postre, que no está nada malo y que nos comimos mientras paseábamos por el puerto antiguo de Montréal...vaya estampa más romántica.

Y de Montreal a Quebec, pasando por el parque Nacional la Mauricie, un parque como casi todos los que hemos visto de Canadá, frondosos, verdes, con vistas que parece que te ensanchen la mirada, caminatas por todas partes y cada una con una característica distinta,...y lo mejor,...duchas, aprovechamos que este parque nacional tenía duchas para hacer un buen repaso. Cuando llegamos a las duchas nos dijeron que funcionaban con monedas de 25 centavos, cogimos todas las monedas que teníamos y nos fuimos hacia allí, yo llevaba 2 y Jordi otras dos, al meternos en las duchas vimos que para que funcionara tenías que meter 4 monedas de golpe....bueno...no entraré en detalles, pero después de montar un “cinet” nos pudimos duchar los 2 con nuestras 4 monedas (esta será una de esas historias que cuentas en el bar riéndote).

Quebec nos pareció otra pequeña Europa, esta vez Francia. Con muchas cuestas y otra vez mucho turismo, fue allí donde pasamos el 1 de julio, en un concierto del famoso grupo Billy Talent y los fuegos artificiales, fue bastante divertido, aunque....seguimos pensando que somos los mejores montando “tinglados” y festivales. En Québec hablan francés, yo creía que también hablaba francés, fue muy frustrante no poder entenderme con nadie en francés, no les entendía nada y ellos no me entendían a mí, terminábamos hablando en inglés, Jordi se reía de mí diciendo que él creía que iba a estar salvado en Québec con mi francés....más tarde encontramos unos franceses de Francia y nos dijeron que ellos tampoco llegan a comprenderse muy bien con la gente de Quebec (fue un descanso).

De Quebec decidimos subir un poco hacia el norte, hacia el pueblo de Tadoussac, donde se pueden avistar ballenas beluga, ballenas negras y focas. Creíamos que no íbamos a ver pero había millones de belugas, fue increíble, maravilloso, era impresionante ver tantas y tan blancas, reflejaban la luz del sol en sus espaldas cada vez que salían a respirar. Creíamos que ver las belugas había sido lo mejor del día,...pero luego seguimos subiendo hasta otro lugar, donde simplemente te sientas en las rocas delante del mar y dejas pasar las horas, y cuando estás medio dormido, relajado por el sol que te da en la cara y por el sonido del mar ves salir una ballena enorme delante de ti y sale y se vuelve a meter y vuelve a salir y se vuelve a meter y todos nos despejamos de golpe, pero nadie dice nada. Quizás, para mí, este es uno de los secretos de la vida que no sabía, no todo es ahora, ni a un momento determinado, ni durante tanto tiempo, simplemente te sientas y esperas que las cosas pasen, y puede que pasen o puede que no. Si no pasan, no quiere decir que no estén allí, simplemente no ha pasado mientras tú estabas,...si pasan...no lo olvidarás en la vida, no sólo no olvidarás el espectáculo de ver a una ballena en su ruta por la vida, tampoco olvidarás la sensación de la calma mientras esperas ver cómo pasa la vida, la naturaleza, sólo disfrutar de la espera. Esa noche dormimos en una playa llena de dunas y de mosquitos, estábamos orientados hacia el este, es decir, el sol salía por el mar, y sin el sol en el horizonte durante su puesta vimos otro espectáculo, nosotros no podíamos ver el sol, estaba detrás nuestro, detrás de las montañas, pero su reflejo llegaba hasta el mar y volvía todo el cielo de color rosa, se ve que todos los habitantes de Tadoussac saben este hecho y justo a la hora de la puesta vinieron muchos coches para poder ver ese rosa de la vida. Al día siguiente vimos salir el sol por el mar, y me di cuenta de cuánto tiempo llevaba sin ver el sol salir por el mar, tal y como lo he visto salir siempre durante 36 años, reflejando sus rayos más fuertes de la mañana en el agua. Las puestas de sol en el océano son preciosas pero la salida del sol por el mar me trae los mejores recuerdos de mi vida, y por un momento eché de menos mi precioso mar mediterráneo.

De Tadoussac nos fuimos hacia la península de Gaspé, New Brunswick y Nova Scotia. Para nosotros, después de pasar por todo Canadá, fue lo menos espectacular, que no es menos bonito, pero tuvimos la sensación de estar en Europa, pasamos por el parque nacional de Fundy, y por las rocas Hopewell, unas rocas enormes erosionadas por la marea, entre las que puedes pasearte cuando ésta baja, justo estar a su lado...dios santo qué maravillas hay en el mundo, y sólo hemos visto la mitad. En Nova Scotia pudimos estar en el parque nacional de Kejimkujik, y vimos la niebla que acompaña esta provincia en toda su costa que la vuelve misteriosa y silenciosa.

En esta zona los aparcamientos de los centros comerciales Walmart se vuelven lugar de reunión y “pasaratos” de sus habitantes,...lo que nosotros hacemos en una cafetería, en una plaza, delante del mar, ellos lo hacen en los aparcamientos, con un vaso para llevar de una cadena de cafés, pero sin bajarse de los coches, cada uno está en su coche, uno al lado del otro y hablan por las ventanillas, es muy divertido ver cómo pasan las tardes así. Y en uno de estos aparcamientos nos despertamos el 15 de julio, celebrando 1 año desde que empezamos el viaje, no nos vamos a poner melancólicos,...pero empezamos de risa hace un año y hemos reído, llorado, nos hemos enfadado, hemos visto mil cosas, hemos conocido personas de distintas razas que van pasando por la vida,...como nosotros, y también hemos aprendido que no somos distintos a todos aquellos viajeros, turistas,...da igual el nombre, que viven sus experiencias, sean cuales sean, unas empiezan, otras acaban y todas son fascinantes para los que las están viviendo, porque son sus vidas.

Se acabó nuestra gran experiencia en Canadá, más de mil fotos, vídeos, recuerdos y amigos nuevos que lo han hecho, sin lugar a dudas, uno de los países más impresionantes en los que hemos estado, y quizás sí tenía razón la agente que encontramos en la primera frontera de Canadá, que nos aseguró que este país iba a ser el mejor de todo el viaje.
cola de castor

parlamento de Ottawa

Calles de Montreal

piano público en el barrio gay de montreal

espectáculo con contenedores

calles de Quebec

Calles de Quebec

Poutiné (mmmm....)

Parque Nacional La Mauricie

uno de los lugares donde despertamos

la vie en rose

el saludo al sol

esperando ballenas

Jordi es un superviviente, haciendo fuegos

De todo sabe

niebla en Nova Scotia (P.N. Kejimkujik)

Ir a la playa en Canadá es lo mismo que en el Mediterraneo, pero con chaqueta
 

lunes, 15 de mayo de 2017

Alaska, the last frontier

CAPÍTULO 1:
Llevo un buen rato mirando la aguja del marcador de gasolina, porque hace unos kilómetros que ha entrado en reserva y rezando para encontrar una gasolinera, ya que, en Alaska puedes tirarte cientos de kilómetros sin encontrar nada de nada, y de repente, a lo lejos, avisto un techo con las letras TESORO, la marca de la gasolinera más famosa de Alaska. Fátima, estamos salvados...

CAPÍTULO 2:
-¡Necesitáis visa!
-¿Cómo?
-Que necesitáis visa para entrar en Alaska
-Fátima, que este señor dice que necesitamos Visa para entrar enAlaska, que el E.S.T.A. sólo es válido para entrar por aire o por mar.
Así fue nuestro recibimiento en la frontera de Canadá con Alaska, nos hicieron parar el coche y entrar a las oficinas para aclarar la situación, porque nosotros pensábamos que con el E.S.T.A. era suficiente para entrar en Alaska, pero resulta que sólo es válido si entras por aire o por mar. Tened esto en cuenta si llegáis por tierra a Alaska.
Al entrar a la oficina nos dijeron que el sitio más cercano para tramitar la visa era Vancouver, a unos 3.000Km de distancia, por supuesto le dijimos que no íbamos a hacer 6.000Km para entrar en Alaska. Después de explicarle nuestro viaje y enseñarle nuestra ruta el agente nos dijo que iba a hacer una llamada a su superior a ver si podía arreglarlo de alguna manera, después de unos intensos minutos viéndolo hablar por teléfono nos dijo, como si un abuelo regañara a su nieto, tenéis un mes de visa ,y nos la tramitaron allí mismo.
Con la visa debajo del brazo nos adentramos en Alaska, allí estaban, dándonos la bienvenida, un grupo de alces y un zorro que nos advertían de lo salvaje que es. Kilómetros y kilómetros de bosque, lagos, ríos y paisajes de lo más inhóspito que hemos visto hasta ahora.
Después de 250 kilómetros llegamos al primer pueblo habitado, allí paramos en una área de servicio y nos cruzamos con una auto-caravana con matrícula holandesa, el señor nos paró y nos comentó que nos había visto en Watson Lake, un pueblo de Canadá que está a unos 2.000 kilómetros de donde estábamos, ¡vaya puntazo!, estuvimos charlando y cambiando experiencias sobre nuestros viajes. Después de hacer noche nos dirigimos hacia Fairbanks (decidimos hacer nuestra ruta alaskeña de norte a sur), de camino a la segunda ciudad más grande de Alaska nos cruzamos con alces, osos, ardillas, zorros y un letrero que ponía: prohibido parar, prohibido hacer fotos, prohibido hacer videos, prohibido reducir la velocidad, prohibido prohibido, ¡joder!, ¿y esto es el país de las libertades?, ¡si está todo prohibido! Y es que resulta que a unos kilómetros apareció de la nada una pedazo de base aérea militar con todos sus cazas y todos los modelos de aviones que os podáis imaginar, todos bien aparcaditos, preparados por si el koreano se pone tonto. Así llegamos a Fairbanks, una ciudad que nos decepcionó un poco, una ciudad sin casco urbano, ni gente por la calle, tan sólo algunos indígenas borrachillos por ahí desperdigados, y es que supongo que vivir 8 meses al año a -40 grados y con tres horas de luz al día no tiene que ser fácil.
Dando un paseo encontramos un restaurante muy auténtico, donde servían comida casera, aprovechamos para probar el famoso salmón de Alaska, camino de la furgoneta Fátima me dijo que empezaba a notar síntomas de alergia (para los que no lo sepáis, Fátima es alérgica a bastantes alimentos) nos apresuramos para llegar a la furgo, una vez allí se tomó los medicamentos, pero pasaba el rato y no le hacían nada, entonces me dijo,...
-Creo que me tendrás que pinchar la adrenalina porque esto va a más.
-Qué dices, ¿seguro?
-Sí sí, la voy preparando
Mientras que ella preparaba la adrenalina yo me puse a buscar el hospital en el GPS, por si teníamos que acercarnos.
-esto ya está preparado para pincharme
-¿seguro que quieres que te pinche?
-sí sí pínchame que esto va a más
-¿sí, seguro?
-Que sí coño pínchame yaaaa
-Ok, 3 2 1....¡¡¡pulp fiction!!!

Después de recrear, más o menos, la escena de la peli, por seguridad, nos fuimos al parking del hospital, ya que con la adrenalina era suficiente para controlar el ataque. Estuvimos media hora allí aparcados y Fátima se empezó a hinchar, así que nos fuimos para adentro a urgencias. Cuando llegamos al mostrador Fátima ya era Son goku a la cuarta potencia de superguerrer, casi no se le veían los ojos y roja como el puente de San Francisco. Nos atendieron rápidamente, nos metieron en un box y le pincharon la medicación que en unos minutos la calmó. Tuvimos la gran suerte de que todo esto nos pasó en una ciudad y no cuando estamos por ahí perdidos. Los dos siguientes días hicimos poco más que relajarnos para que Fátima se recuperara del todo.

CAPÍTULO 3:
Con Fátima completamente recuperada, nos despertamos para ir a la clásica Dalton Highway, considerada una de las carreteras más peligrosas del mundo, pero antes se nos acercó un chico pidiéndonos ayuda para arrancar su auto-caravana, cómo no, nosotros nos hemos visto en esta situación varias veces, y se agradece mucho que te ayuden, así que después de arrancar la caravana del colega nos fuimos para el norte.
Teníamos idea de hacer unos 200 kilómetros de la Dalton Highway, pero una vez llegamos allí nos dimos cuenta que no íbamos a hacer ni 20, ya que es una carretera toda de tierra, llena de baches y unas cuestas que no podíamos pasar ni de tercera, todavía nos quedan miles de kilómetros de viaje y tenemos que cuidar nuestra maravillosa furgoneta. Así que emprendimos camino al sur.
-¿Te parece bien que paremos aquí hoy para hacer noche? Parece bastante tranquilito
- Sí Jordi, estamos en Alaska, aquí todo es bastante tranquilo.

De repente ¡BUUM! ¡BUUM! ¡RATATATATA!
-Madre mía Fàtima, ¿Alaska tranquila? ¿Qué rayos es eso? Me parece que el koreano se ha puesto
tonto antes de tiempo.
Dimos un paseo para estirar las piernas, y a unos cincuenta metros de nosotros encontramos a unos señores practicando el deporte más famoso de EEUU, disparar como locos, les dijimos si podíamos echar un vistazo mientras disparaban, y nos dijeron, con gran orgullo y satisfacción, que por supuesto y es que, no veas como les gustan las pistolitas. Uno de ellos nos dijo que estaba probando una metralleta que se había comprado nueva, al ver mi cara de flipe el tipo se fue a su camioneta y sacó dos metralletas más para enseñárnoslas, y es que, vuelvo a repetir, no veas como les gustan las pistolitas a estos americanos. Después de dormir con un ojo abierto, por si acaso se escapaba algún tiro hacia nosotros, nos dirigimos hacia el Parque Nacional de Denali, donde se encuentra el pico más alto de Norte América, anteriormente llamado Mc. Kintley y actualmente llamado Denali, ya que Obama decidió cambiarle el nombre en honor a los indígenas de la zona, por lo que hemos sabido, no hace mucha gracia a los alaskeños que no son indígenas.
Seguimos nuestra ruta en busca de Anchorage, la ciudad más grande de Alaska y con algo más de encanto que Fairbanks, pudimos ir al Heritage Native Museum, donde se conservan los únicos restos de cultura indígena que queda en todo el estado, allí descubrimos la supervivencia de los antiguos nativos, técnicas de caza, pesca, pieles y distintos tipos de casas dependiendo de la zona.
Nos faltaban por ver los pueblos costeros del sur, Homer y Valdez, donde el océano pacífico norte se mezcla con el mar de Bering. Allí pudimos apreciar la gran industria de pesca que tienen y cómo no, los barcos pesqueros de cangrejos del programa de televisión, Pesca Radical, pudimos ver el Bering Sea y el Time Bandit si veis el programa os sonarán. Así que no nos podíamos ir de aquí sin probar la gastronomía del norte, incluyendo el cangrejo real, y no nos defraudaron, las curradas que se pegan los pescadores, valen la pena, están deliciosos.
Homer es un pueblecito con mucho encanto, casitas de colores alzadas con pilares de madera situadas encima del mar. Llegamos a una playa para hacer noche y coincidimos con una celebración que no sabíamos bien bien qué era, así que nos fuimos a preguntar a la muchedumbre, allí nos informaron de que era una fiesta que hacían cada año de un colegio de Anchorage y rápidamente nos invitaron a unirnos a la fiesta, nos invitaron a probar las famosas nubes quemadas que salen en las pelis, y es que como ya he dicho anteriormente en otro post, los americanos las pelis las clavan.
Sí sí, las nubes están muy buenas, pero... ¿tenéis alguna cervecilla por ahí? Y es que a veces la vida tiene estas cosas, se lo fui a preguntar a un tipo que tenía una fábrica de cerveza en Anchorage, no dudó en sacarnos varias birras. Entre birra y birra empezó a temblar el suelo durante unos cinco segundos y pensé, recórcholis estoy bajo de fondo, llevo un par de birras y ya se me mueve todo, pero que va, lo sentimos todos, y nos dijeron que eso es bastante frecuente allí, simplemente, para ellos, había sido un terremoto, yo estaba flipando, nunca había sentido algo así bajo mis pies.
Entre birras y terremotos acabamos la fiesta y nos fuimos a dormir para, el día siguiente, emprender marcha hacia Valdez, un pueblo lleno de fiordos completamente nevados que lo cobijan de los fuertes vientos del golfo de Alaska, minucias para nosotros, “vivim a la cala”, allí nos pegamos unos buenos días de escalada en roca. Después de dejarnos los antebrazos en las paredes de Valdez, emprendimos marcha de vuelta a Canadá, todavía nos quedaba mucho trayecto por delante, y un poquito de sufrimiento, y es que llevo un buen rato mirando la aguja del marcador de gasolina, porque hace unos kilómetros que ha entrado en reserva y rezando para encontrar una gasolinera, ya que, en Alaska puedes tirarte cientos de kilómetros sin encontrar nada de nada, y de repente a lo lejos, avisto un techo con las letras TESORO, la marca de la gasolinera más famosa de Alaska, Fátima estamos salvados... ¿Salvados?, la gasolinera estaba cerrada, resulta que cerraba los martes, y estábamos a martes, bueno pues seguiremos rezando para que la gasolina que queda nos lleve al siguiente pueblo a unos 80 kilómetros, os puedo asegurar que fueron los 80 kilómetros más largos de mi vida, ya que iba viendo cómo bajaba la gasolina y no llegábamos. Carretera secundaria de Alaska, no pasa ni dios, sólo hay árboles, osos y demás criaturas salvajes, me veía cogiendo la tienda de campaña a cuestas y pegándonos un par de días de caminata. Creo que nos hemos llegado a fusionar tanto con nuestra furgoneta que también piensa por sí sola y de alguna manera administró la gasolina para llegar justiiiito al siguiente pueblo, donde pudimos llenar el depósito para salir de Alaska.
 
deporte nacional

Dalton Highway

Denali National Park

Antiques y demás

preparando las nubes

pesca radical

Valdez

deshielo del glaciar Valdez

días de escalada

refrescando los pies en Bering
 








domingo, 26 de marzo de 2017

Nuevo paso fronterizo, de EEUU a Canadá en furgoneta


Se abrió un claro entre las nubes
hemos vuelto a ver el sol
como dos presos comunes
en el tejado de una prisión
Quería empezar este post con estas frases de extremoduro, ya que llevamos unos días...bueno unos meses sin ver el sol, sólo lluvia.
Estamos en Kamloops, una ciudad al este de Vancouver, sí sí, ya estamos en Canadá.
Entramos por la carretera 5, la que sube por la costa Pacífica. El día anterior al paso de la frontera, como siempre que pasamos una frontera, nos preparamos, nos duchamos, limpiamos y ordenamos la furgoneta. Estábamos nerviosos, pero empezamos a estar familiarizados con los trámites y cada vez nos sentimos más tranquilos. Teníamos la sensación de que en Canadá sería más fácil que Rusia, pero no nos podíamos imaginar hasta qué punto de facilidad sería este paso.
Nos levantamos, pusimos gasoil (porque nos habían dicho que en EEUU era más barato que en Canadá) y empezamos el camino. Al llegar a la frontera había una cola de unos 20 minutos, los dos callados, como siempre, mirándonos, con una risa floja, yo con la carpeta de papeles en la mano (seguro, carnet de conducir, pasaportes, ficha técnica,...qué más qué más) nos tocó la hora, nos pusimos al lado de la cabina y esperamos a que empezara el espectáculo, era una chica joven,...bueno a mí todo el mundo empieza a parecerme joven,...por qué será. La chica nos miró, miró la furgoneta, volvió a mirar la matrícula, nos volvió a mirar y dijo algo...algo muy rápido y nosotros nos miramos y dijimos....¿qué ha dicho? Estamos escuchando mil tipos de inglés a cada cuál más rápido y más difícil de entender, nos vio la cara y nos dijo más lentamente,...

-¿de dónde salís vosotros dos con esta furgoneta?
-pues de España, lo pone en el pasaporte y en la matrícula
-...Pero....¿cómo?
-Aaaaah...en barco
-¿Cómo?
Ah bueno,...llegó el momento de explicar el viaje, le explicamos todo el recorrido que llevamos y lo que nos falta, se calló, la siguiente pregunta fue qué país nos había gustado más, cogió los pasaportes y nos preguntó cuánto tiempo pensávamos quedarnos, le dijimos que ahora sobre 2 meses y a la bajada dos meses más, puso el sello sin mirar nada más y nos dijo, lo siento mucho, el país que más os va a gustar será Canadá, que lo paséis bien y que tengáis un buen viaje. Así fue todo el trámite del paso de frontera, yo volví a guardar todos los papeles en su sitio y fuimos entrando a este nuevo país para nosotros. Justo detrás de la cabina de control había un centro de turismo donde paramos y conocimos a Rita, la responsable del centro, nos dio mil papeles, folletos, mapas, nos marcó la mejor ruta, para esperar el buen tiempo, dónde poder ver auroras boreales, dónde ver osos, nos tuvo una hora y media, pero ahora tenemos toda la información de Canadá preparada para nosotros.
Nos fuimos a Vancouver,...oh ese día llovía, qué cosas, pero decidimos que la lluvia no nos iba a fastidiar más, así que nos pusimos los chubasqueros y las botas y empezamos a comernos Canadá,...y las patatas “poutiné” patatas con queso y salsa que nos encantan, con una cervecita. Vimos que en Vancouver se lleva mucho la Happy Hour, la cerveza un poco más barata, el horario es de 15 a 19h para los Canadienses es la hora de la cena, pero para nosotros nos sirve para la comida así que pudimos disfrutar de la cervecita a un precio bastante razonable.
Fuimos a un Walmart (un supercentro comercial donde la comida está bastante bien de precio) y cargamos la despensa, allí vimos que había muchas caravanas y campervans aparcadas en la calle, así que decidimos montar nuestro campamento allí mismo con ellos, así pudimos quedarnos 10 días disfrutando de esta ciudad llena de vida, la gente está tan acostumbrada a la lluvia que si los ves por la calle, en los veleros, corriendo, paseando los perros, parece que no llueva, ellos no llevan chubasqueros, no llevan nada, nosotros llevamos hasta la ropa térmica.
Una mañana nos despertamos y nos asustamos...estaba entrando el sol por la ventana de la furgoneta, así que abrimos todas las puertas y desayunamos con mucha calma, estábamos lavándonos los dientes y un chico se nos acercó y nos preguntó de dónde habíamos salido, estuvimos hablando un rato, bueno estuvo hablando él un rato, sobre 2 horas de monográfico del gran error que estábamos haciendo estando en Canadá, que cómo se nos ocurre estar aquí con el clima mediterráneo de nuestra casa. Llevaba unas gafas de tiro profesional, una gorra que apenas dejaba verle los ojos, bueno parecía un tipo majo, jejeje. A mí me asustó un poco, pero bueno, esta es nuestra locura y nos gusta, así que nosotros seguimos con nuestro viaje hacia el frío polar, esperando la primavera y si quiere,...el verano. Al día siguiente oímos la puerta de la furgo, nos estaban llamando, era Harry el sucio canadiense que volvía a visitarnos, esta vez traía una bocina de esas que se llevan en los partidos, en las que aprietas el botón y hacen un ruido bastante fuerte, nos dijo que con esto asustaríamos a los osos y a los lobos...muy bien ahora sí que me asustó, incluso así, aún no volvemos que nadie pierda la calma.
En Vancouver conocimos a Pepe Cardona, un chico vecino de nuestro pueblo que está viviendo allí, quedamos para tomar unas cervezas y charlar, estuvo muy bien, aunque como llevamos mucho tiempo sin beber alcohol tardamos dos días en recuperarnos, quién me ha visto y quién me ve...
Antes de irnos de Vancouver volvimos a cargar la despensa, y Jordi tuvo una gran idea,...y si compramos un puzzle de 1.000 piezas para hacerlo durante las tardes que volvemos a la furgo y está lloviendo,... sí estábamos locos de querer hacer un viaje como éste y claro, estamos locos por hacer un puzzle de 1.000 piezas en una campervan,...bien pues el puzzle ya está dentro de nuestra casita ocupando todo su espacio.
De Vancouver nos fuimos a Squamish, un poco más al norte, allí hay muchas zonas de escalada, así que decidimos desafiar a la lluvia e intentar poder escalar en Canadá, bueno pues llegamos en domingo y hacía un sol impresionante, hablamos con la gente del lugar, estaban muy contentos, desde noviembre que no salía el sol y no dejaba de llover, dios santo, 4 meses lloviendo, ese día era el primer día que salía el sol y el pronóstico era sol para el día siguiente, aunque ya los próximos días volvía la lluvia. Así que rápido rápido sacamos la cuerda, los arneses, las cintas y nos fuimos a escalar, qué bien poder notar el cuerpo peleando de nuevo con la gravedad. Estuvimos todo el día escalando, por la tarde decidimos que era el momento de tomar otra ducha, así que fuimos a la piscina municipal y pavellón deportivo, justo al entrar estaban jugando un partido de hockey sobre hielo y nos dijeron que podíamos entrar sin problema, así que esa fue nuestra primera experiencia con el hockey sobre hielo, los jugadores empujándose, tirándose unos encima de los otros, tirándose los sticks, todo un espectáculo. Después del partidillo fuimos a preguntar por las duchas, como el precio era el mismo por ducha que por usar todas las instalaciones fuimos a buscar los bañadores que no usábamos desde Tailandia y nos metimos en la sauna, en el jacuzzi, de nuevo en la sauna, de nuevo en el jacuzzi, y así hasta la hora de cerrar, esa noche nos dormimos sin ver ninguna película, qué placer más extremo es el de poder darse una ducha con agua calentita, cosas que aprendes a valorar.
Bien, como ya predijeron los...”squamishenses” empezó a llover y ya no paró así que arrancamos la furgo y decidimos irnos hacia el este, hacia las Rocky Mountain la frontera entre la British Columbia y Alberta, de camino vimos el pueblo de Maple Ridge en el que hay un parque territorial que se llama Golden Ears, como nos gustó decidimos quedarnos, pudimos disfrutar de otro día sin lluvia, así que lo pasamos en el lago, aún congelado, pero con pequeños brotes primaverales, la esperanza acecha. Y cuando volvió a llover, otra vez decidimos irnos, la lluvia parece que nos quiera seguir, pero nos hemos conseguido esconder de ella, llegamos a Kamloops un pueblo en la llanura de Nicola, entre montañas, aquí llueve muy poco, el paisaje es árido, totalmente contrastado con las montañas y árboles que hemos visto hasta ahora, hay una zona protegida que se llama Lac du Bois donde no crecen los árboles, el clima es cálido y el sol acostumbra a salir cada mañana, que no es poco, y aquí aparcamos, nos miramos y dijimos, aparcao, aquí nos quedamos. Y aquí seguimos, preparando nuestra ruta que nos llevará a los más alto, a la última frontera del norte, Alaska.
entrada a Canadá

Vancouver

nuestro puzzle con unas patatas poutiné para llevar

celebrando el día de St. Patrick



Despertar en Canadá y ver la cara de tu vecino vigilándote

partidito de Hockey

día de escalada

paseo por el lago

el gustazo de que te de el sol

Kamloops

lunes, 12 de diciembre de 2016

Tailandia

Buenas tardes des de Khao San Road uno de los centros de Bangkok, donde se cuecen millones de historias. Ya estamos al fin de nuestro paso por Tailandia, así que llegó la hora de contaros nuestra experiencia.
Hace 10 días, (creo que son 10 días, porque la percepción del tiempo ya cambió hace mucho) volamos de la ciudad de Saigón hacia Bangkok, el visado de Tailandia es el más fácil que hemos tramitado hasta el momento, si llegas por aire te extienden un sello en el pasaporte con fecha límite de un mes, si llegas por tierra te lo extienden por 15 días, aunque se puede ampliar una vez allí.
Para organizar nuestro paso por Tailandia confiamos al cien por cien en el blog de Pol Camposada: mundo nómada, que tiene muy bien explicado cada rincón de este país y de todo el sureste asiático, y sobretodo de la ciudad de Bangkok
Así que nos fuimos hacia Krabi. Krabi es una ciudad que se encuentra en el sur de Tailandia, donde se concentran una buena cantidad de las islas tailandesas tan conocidas en el mundo entero, después de Saigón pensamos que lo mejor sería empezar por el sur de Tailandia y guardar Bangkok para el final, así llegábamos relajados, y la verdad es que pensamos que fue un acierto. En Krabi nos dirigimos hacia Ao Nang, un pueblo que está justo en la costa, des de donde salen barcas cada día hacia las distintas islas. Nos alojamos en un hotel muy tranquilo, que constaba de distintas casetas (bungalows) en medio de toda la vegetación y todos los mosquitos. Des de allí nos pudimos mover a las distintas islas. Yo ya era muy feliz, tenéis que pensar que antes de irme ya pensaba en llevar mi super equipo de "snorkel"....mi "tubo y careta" de bucear, en Mongolia Jordi se reía de mí porque lo metí en la mochila y me dijo...¿en serio vas a ir cargada por Mongolia, China y Vietnam con esto? y yo...que cuanto más me dices y me razonas la elección tan equivocada que estoy teniendo más segura estoy de hacerlo...lo metí y lo cargué TOOOODOOO EL VIAJE en mochila. Pero llegó la hora... nos fuimos a la playa a ver los peces de colores, el coral y todo lo fantástico que puede ser lo que no vemos a simple vista. Me lo pasé muy bien, Jordi también...porque en los barcos te dejan un equipo de snorkel,...pero el mío es mucho mejor...por la simple razón que es mío. Por la noche también pudimos bucear y ver cómo brilla el plancton al movernos dentro del agua, algo increíble. Nadas, te sumerges, los peces de miles de colores se acercan a ti. Fue mágico, quizás os habéis fijado que la palabra mágico sale en casi todos los posts,..pero es que de verdad, este viaje está siendo mágico, con todo lo bueno y lo malo. De Krabi nos fuimos a Khao Sak, un parque nacional que está unos pocos quilómetros más al norte. Para ir allí teníamos que coger un bus municipal que nos llevaba a la estación de autobuses y allí coger otro bus que nos llevaba a la ciudad de Surat Thani y de allí coger otro bus que nos llevaba al parque nacional...y así empezó el día con nuestra gincama: las mochilas en la espalda, ya empezábamos a sudar, mientras yo, con las mochilas de Jordi y mía, esperaba el bus en la parda Jordi fue a cambiar dinero, el bus llegó y Jordi aún no estaba, yo le dije al conductor que esperaba a otra persona, él me dijo que subiera que lo recogeríamos por el camino o en la siguiente parada....y qué pasó??? pues sí, nos perdimos. Jordi llegó a la parada y yo no estaba, el bus estuvo en la parada siguiente un rato, yo entendí al conductor que me dijo que pasaríamos por la parada a buscarlo así que le envié un SMS para que esperara, el conductor al final cogió mis mochilas y me hizo bajar del bus y me dejó tirada en la calle, y yo llamaba a Jordi pero él no lo cogía,... así que empecé a subir la calle con 2 mochilas grandes y dos pequeñas,... se me levantaba el labio de la fuerza que tenía que hacer, finalmente vi a una persona que corría desde el final de la calle, era él que venía corriendo. Sí parece ser que mi cerebro,  a veces, funciona en una dimensión paralela a la mía y así hago las cosas. Bueno total que cogimos el otro bus, llegamos a la estación de buses, y teníamos que coger un bus que en 4 horas nos dejaría a Surat Thani, yo me estaba haciendo pis... y qué hizo mi cerebro paralelo mágico??? pues decidí que ya haría pis cuando llegara a Surat Thani,...SÍIII 4 horas aguantando, a las dos horas empecé a pensar que cómo sería la sensación de la explosión de la vejiga en mi interior, iba combinando posiciones en las que visualizaba que daba más espacio, me empecé a subir los pantalones para que no apretara nada,...fue horroroso. Al llegar tal cual bajamos me metí en una agencia de turismo y me fui directa al baño (otra gran idea de mi cerebro paralelo), al salir Jordi me miraba con su mirada Ibáñez, le estaban vendiendo un viaje por 20 euros y no sabía cómo decir que no porque yo ya me había metido en su baño, finalmente les dijimos que íbamos a buscar dinero y veníamos a pagar y nos fuimos corriendo a la estación de buses. Ya por fin llegamos a Khao Sok, la jungla en el sur de Tailandia, este parque no es muy conocido, por eso lo escogimos, había turistas pero estaba muy tranquilo, estuvimos tres días, de estos tres días el primero lo pasamos tranquilamente paseando por el pueblo, el segundo nos metimos en el parque nacional, allí vimos macacos, lagartos del tamaño de una botella de agua (a Jordi le dan repelús los lagartos, fue muy divertido) en este parque te dejan llegar solo hasta un punto, más adelante debes pasar con guía,...así que nosotros fuimos solos, llegó un momento que estábamos totalmente rodeados de árboles, bamboo, pájaros (no los veíamos pero los oíamos), nosotros no sabíamos que el bamboo hace un ruido espectacular cuando pasa el aire por dentro de él, era increíble, espectacular estar allí en medio, realmente la jungla suena como nos lo imaginamos, unos sonidos preciosos, un olor a naturaleza que no había olido nunca antes, y otra vez, mil fotos y ninguna se ajusta a la realidad, y no puedes fotografiar el olor y las sensaciones, así que guardamos la cámara y nos quedamos callados mirándonos, sobrando todo lo que pudiéramos decir. Al día siguiente cogimos una moto y fuimos a la zona del lago. Allí, junto con tres chicos más, cogimos una barca que nos llevó por dentro del lago, el agua tenía un color azul muy vivo y yo estaba haciendo un gran esfuerzo para no meter la mano dentro. Al final, una chica tailandesa de los que venía en la barca con nosotros me miró y me dijo...¿quieres tirarte? se ve que mis ojos se estaban comiendo el lugar. Y le preguntó al conductor si me podía bañar, él acercó la barca a una esquina y me dijo que me tirara, nadie más se tiró, la barca paró el motor, las montañas eran altas, llenas de vegetación de mil verdes, pero todos vivísimos, el agua con un azul brillante y yo haciendo el muerto, sin ningún ruido, ya os podéis imaginar cómo me sentí, o no, no lo sé, pero no tengo tanta facilidad de escritura para poder explicaros lo feliz que estaba allí dentro, creo que estaba tan a gusto que todos los de la barca se quedaron callados disfrutando ese momento de calma. Cuando salimos del lago decidimos ir a un lugar donde ponía que había una reserva de elefantes, nos acercamos hasta allí y pudimos ver 5 elefantes, como no somos muy expertos en el tema paramos la moto y fuimos andando, para no molestarlos, estaban bebiendo agua de un río y comiendo hojas de palmera. Son realmente impresionantes, aunque no nos quedamos mucho rato, porque vimos que estaban atados y al cabo de un rato aparecieron unos turistas subidos a ellos y no nos gusta el echo de que exploten a los animales de esta manera, no hace falta subirse encima de un animal para poder disfrutar de él.
Y ahora ya estamos en Bangkok, increíble ciudad, de las más increíbles que hemos estado, calles anchas con templos brillantes por todas partes, gente sonriente, simpática, que bromea contigo, cambias de calle y te encuentras en unos callejones pequeños llenos de gente, música, comida callejera por todas partes, turistas, te pueden vender un masaje como un traje de Armani como un escorpión para cenar, una locura que vive en completa armonía. Estos días ves a todo el pueblo vestido de negro, niños, jóvenes y mayores, ya que están guardando el luto por la muerte del rey Bhumibol Adulyadej, increíble muestra de respeto y admiración hacia el monarca, increíble muestra de unión de un pueblo.
Cuando hablamos de nuestro viaje, de nuestra vida durante estos dos años con la gente, nos dicen que qué suerte que tenemos,... yo no creo que la palabra correcta sea suerte, y en este viaje cada día me estoy dando más cuenta, suerte sería haber cobrado la herencia de una tía que no conoces, irte a dar la vuelta al mundo y que te la organizara otro, sin tener que dormir en aeropuertos, estaciones de tren, cargar una mochila que te hace sudar espacios de tu cuerpo que pensabas que no tenían poros, echar de menos una furgoneta que tiene más de 200.000 quilómetros sin aire acondicionado pero a la que llamas hogar.
Lo que estamos haciendo nosotros es el fruto de sacrificio, de renunciar a cosas materiales, cenas, salidas con amigos, de trabajar durante 10 años organizando la ruta, documentación, papeles, etc. Tener un objetivo y saber que vas a por él, que no sabes la fecha exacta que puede variar de 2, 3 o 10 años, da igual, pero sabes que lo vas a hacer, y cuando tienes esto claro, no es la suerte quien te lo hace, eres tú. Y esto se puede aplicar a cualquier sueño que se tenga, sólo hay una razón por la que se puede o no se puede hacer y esa razón es quien lo sueña, el protagonista principal de su propia historia, nada más.
baño en el lago del parque nacional de Khao Sok
 
playas del sur de Tailandia
 
Railay, sur de Tailandia
 
encuentras frutas increíbles que saben deliciosas


una tapita (nos lo comimos de verdad,...los dos)

budha recostado, templo Wat Pho Bangkok

calles de Bangkok