¡Hemos
dado la vuelta al mundo! Sí sí, así como suena, hace casi un año
y medio que decidimos coger la carretera y aventurarnos sin saber qué
pasaría, una furgo con veinticinco años y dos locos con el alma
rebosando ilusión y nervios Poco a poco, kilómetro a kilómetro,
hemos ido descubriendo el mundo, sus paisajes, su naturaleza, sus
pueblos, sus ciudades y sobretodo su gente, la gente maravillosa que
existe por el mundo, en unos sitios mejor que en otros, pero
mayoritariamente buena gente, aprendiendo a sentirte a gusto fuera de
tu zona de confort, aprendiendo a confiar en gente que no conoces
absolutamente de nada, y es que el mundo nos ha enseñado que la
gente que menos tiene a menudo es la que más te da, bueno quizás la
que menos tiene a nuestro parecer, creo que son mucho más ricos en
otros valores, que nosotros hemos descubierto después de este
maravilloso viaje. Descubrir países que a priori tienen fama de
peligrosos, llegar allí y que te hagan sentir como en tu casa, que
te inviten a comer a su casa simplemente porque eres extranjero y has
llegado a su pequeño pueblo, incluso acabar con las reservas de
vodka de la aldea para celebrar la visita de estos dos tipos que un
buen día aparecieron por allí, dormir con una familia mongola
dentro de un ger (casa típica de los mongoles nómadas), degustar un
delicioso salmón recién pescado con auténticos nativos de la zona
norte canadiense, formar parte de rituales religiosos , disfrutar de
fiestas folclóricas de distintas aldeas, pueblos o ciudades, en
definitiva, formar parte del pueblo y su cultura correspondiente, y
todo esto sin esperar nada a cambio, sólo por conocer y disfrutar de
la compañía de buena gente como ellos, intercambiar culturas,
vivencias, y risas, sobretodo muchas risas, tengo que reconocer que a
Fátima y a mí al principio nos costó entender la ayuda y compañía
que te brinda la gente sin esperar nada a cambio.
Hemos
podido admirar un sol de medianoche increíble, cascadas heladas,
cascadas con su caudal rebosando, subir montañas llenas de
vegetación y otras áridas como el mismo infierno, unas auroras
boreales que tu cuerpo no sabe ni cómo reaccionar de la belleza que
llega a ser este fenómeno, árboles milenarios tocando el cielo,
cañones partiendo el suelo y permitiéndote adentrarte en ellos para
admirar la fuerza que un día mostró la naturaleza, cañones de
mármol, de piedra roja, de azufre, geisers, piscinas naturales de
aguas termales, playas que te dan la bienvenida al paraíso, cuevas
prehistóricas, hemos buceado entre miles de peces tropicales, de
noche con plancton luminiscente, otra de esas cosas que tiene la
naturaleza, que hace confundir a tu cerebro de tanta belleza, vivir
un terremoto o un huracán, pasar de menos 17 grados a 48, escalar en
muchos países diferentes paredes impresionantes, escalar acompañados
de yaks perdidos en algún sitio de Mongolia, o acompañados de
lugareños de la zona que aprovechan para intercambiar técnicas o
vivencias de este deporte que amamos, poder disfrutar de osos,
elefantes, cocodrilos, pumas, arces, ballenas, serpientes, águilas,
y un largo etc, todos y cada uno de ellos salvajes y en su hábitat
natural, descubrir la interesante, deliciosa y a veces no tan
deliciosa gastronomía que hay por el mundo, conducir por carreteras
interminables que nunca llega el horizonte, carreteras tan estrechas
que cabe medio coche, franqueadas a un lado por una inmensa pared y
al otro por un acantilado de vértigo, otras tapizadas con una
alfombra de nieve blanca, caminos de piedras y agujeros, descubriendo
volcanes, ríos rápidos y feroces o arroyos lentos y tranquilos,
montañas o paisajes que te dejan sin palabras, incluso
descubriéndonos a nosotros mismos.
Por
supuesto que no todo el camino ha sido color de rosa, también ha
habido momentos no tan buenos, estar dos meses lloviendo sin parar,
que dentro de una furgo sin ducha no es tan fácil como si estas en
casa, encontrarte a un personaje en la frontera de kazajistan que
quiere robarte, aparcar para pasar la noche en algún barrio no muy
tranquilo por decirlo de alguna manera, o encontrarte a algún
energúmeno que simplemente te odia porque no eres de su país, cosas
sin importancia que hacen el viaje más interesante y ameno, como ya
he dicho antes, en el mundo afortunadamente hay mucha más gente
buena que mala.
Hemos
conducido, volado, caminado, navegado y disfrutado 90000 kilómetros
de tierra, mar y aire, pero sobretodo hemos convivido con el mundo,
con admiración y respeto, hemos sido libres y felices, una
felicidad que no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de
nuestras familias y amigos, a todos ellos queremos agradecerles su
comprensión y respeto hacia esta maravillosa locura que un día se
nos pasó por la cabeza y hoy podemos estar bien contentos y
orgullosos de haber logrado, ahora seguiremos trabajando y montando
nuevas rutas para seguir conociendo lugares maravillosos como los que
hemos conocido hasta ahora, quizás, África? Quizás, Australia?
Bueno habrá que esperar algún tiempo para saberlo...
Hasta
pronto amigos.
P.D.
Seguiremos en esta página colgando fotos, vídeos, y muchas más
cosas que nos han quedado en el tintero, y por supuesto que
seguiremos contestando vuestras preguntas o dudas que tengáis a la
hora de hacer o montar un viaje, ya sabéis que intentamos ayudar en
la medida que podemos, un saludo viajero.