Es la 1:30 de la madrugada del día 1
de noviembre de 2016.
Estamos en el aeropuerto de Pekín
pasando la noche, esperando a que salga nuestro vuelo el día 1 de
noviembre a las 15:30.
Estoy escribiendo el post en una hoja
word para poder colgarlo cuando tenga acceso al blog, ya que en China
está restringido google, facebook, instagram y twitter. Pero
necesito escribir lo que estamos viviendo estos días, porque cuando
tendremos acceso al blog ya no recordaremos todo lo que nos está
pasando.
Empezaremos hablando un poco del viaje
en transmongoliano de Ullan Bataar a Pekín, un viaje increíble,
atravesamos el desierto de Gobi, las azafatas eran muy agradables,
estuvimos solos en el compartimento así que quedaron dos camas
libres donde pudimos dejar las mochilas y estar muy anchos y cómodos,
era mágico estar sentado dejando que te tocara el sol del desierto
viendo pasar las dunas infinitas. A las 19h de la tarde llegamos al
último pueblo de Mongolia, donde nos hicieron la revisión de
pasaportes y nos estamparon el sello de salida. A las 21h llegamos a
la entrada de China donde nos revisaron los pasaportes y nos sellaron
la entrada, mientras cambiaban las ruedas de los vagones, levantando
cada vagón (con nosotros dentro) uno por uno, quitando las ruedas de
Mongolia y poniendo las Chinas. Yo me dormí durante el cambio,
quería quedarme despierta todo el proceso, pero no me di cuenta y ya
estaba durmiendo. Me desperté a la mañana siguiente viendo unos
paisajes muy distintos, montañas y lagos del norte de China.
Estábamos encantados con nuestro viaje
en transmongoliano, hasta que llegamos a Pekín, una ciudad con un
ritmo frenético, sólo bajarnos del tren ya nos estaban gritando.
Teníamos que encontrar el hotel que habíamos reservado un mes
antes, así que cambiamos dinero, ya que en China hay muy pocos
lugares donde puedas pagar con tarjeta, sacamos un billete de metro
(que nos costó sobre 1 hora entender) y nos fuimos hacia el hotel.
Aquí llegó la primera prueba de nuestra horrorosa Gincama de Pekín,
tardamos 5 horas, 3 metros, 1 taxi, mil veces preguntando con el
traductor del móvil, aguantando que todo el mundo se riera de
nosotros porque no encontrábamos un sitio que ni los vecinos sabían
que existía, hasta encontrar el hostal. Al llegar un chico abrió
una de las puertas de todas las habitaciones y nos acompañó hasta
lo que se supone que es la casa del recepcionista, el responsable del
hostal nos dijo que no tenía habitaciones libres, nosotros
intentamos explicar que teníamos una reserva de hacía un mes, al
final nos dijo que le quedaba una que no tenía ni preparada ni nada,
nos la enseñó, pero al final decidimos irnos, porque no nos gustó
lo que estaba pasando. Volviendo hacia el centro de Pekín empezamos
a buscar hostales, con la gran suerte que se nos acabó la batería
del móvil que tiene la aplicación del mapa vía satélite, así que
ya íbamos perdidos por Pekín con unas mochilas de unos 30 Kilos sin
saber hacia dónde ir, en cada hostal que veíamos entrábamos a
preguntar, pero en China muchos hostales no aceptan extranjeros y
sólo cruzar la puerta nos echaban. Bueno tampoco era grave....se
puso a llover, así que no podíamos desesperarnos. Intentábamos
buscar la estación de tren a la que habíamos llegado durante la
mañana, porque habíamos visto muchos hostales allí, pero no
sabíamos si íbamos bien, con la gran suerte que preguntamos a una
señora que hablaba inglés, yo creo que nos vio la cara de por favor
que alguien me ayude, le explicamos qué nos había pasado y nos
acompañó a un hostal que no aceptan extranjeros y pidió que nos
dejaran quedar a dormir por esa noche, ya que era tarde, llovía y no
teníamos dónde quedarnos, gracias a esta señora pudimos dormir en
un hostal esa noche, mientras buscábamos por internet otro donde
pudiéramos quedarnos. Al día siguiente fuimos al que reservamos la
noche anterior y nos dijeron que sí nos podíamos quedar, así que
por fin pudimos deshacer las mochilas y relajarnos un poco.
Al salir a pasear por Pekín nos chocó
mucho ver el ritmo de la gente, la cantidad de gente que puede haber
en un sitio, además todos empujando, intentando colarse (en
cualquier tipo de cola, el metro, para pagar, para entrar a museos,
etc) nos sentimos un poco incómodos, pensad que veníamos de
Mongolia, donde todo el mundo fue encantador con nosotros, agradables
y muy abiertos, aquí era todo lo contrario.
Además Jordi se trajo un regalito del
hotel de Ullan Bataar, los brazos llenos de mordeduras de chinches,
estaba rascándose todo el día, compramos alcohol y cada noche se lo
limpiaba muy bien, le costó una semana empezar a sentirse mejor.
Yo tuve el privilegio de vivir una
experiencia china de lo más tradicional (creo) ir a un baño público
chino, en estos lugares no hay tazas, son sólo los agujeros en el
suelo (hasta aquí no hay problema) estos agujeros están separados
por unas paredes que llegan hasta tu pecho, bueno no pasa nada, y lo
que me dio un poco más de reparo,...no hay puertas, es decir, nos
vemos todos, bueno todas. Cuando entré en el baño primero
dije,...ups no sé si yo... bueno... al final ellas estaban tan
tranquilas mirando el teléfono mientras hacían sus “intimidades”
así que me dije,...bueno si a ellas no les importa pues a mí
tampoco, y al final no fue para tanto, ya que nadie le da
importancia.
Al salir me reía al recordar que en
Noruega un día estaba en un baño público y se me olvidó pasar el
pestillo y una señora abrió y me vio, las dos nos pusimos rojas y
ahora ya meo tan tranquila rodeada de chinas mirando su móvil, cómo
son las cosas, cómo va cambiando la perspectiva.
Fuimos a ver la muralla China, es
impresionante tanto los paisajes que puedes ver, como lo inmensa que
es, como los turistas que hay y como lo desagradables que son contigo
mientras estás apreciando esa gran belleza, empujando, gritando,
escupiendo casi en tus pies. Al día siguiente empezamos nuestra
segunda prueba de la Gincama de Pekín, fuimos a la embajada India a
tramitar el visado, nos dijeron que tardarían 7 días laborables en
tener el visado, pero nosotros teníamos el billete de avión para el
lunes 31 de octubre, necesitábamos que se hiciera en 4 días
laborables, nos hicieron enviar un mail pidiendo que nos lo hicieran
antes explicando las razones, así que lo hicimos y nos contestaron
que tendríamos el pasaporte el 31 a las 11:30 para poder coger el
avión a las 15:30. Seguimos visitando Pekín, y haciendo más
gestiones, teníamos que comprar un billete de tren, así que fuimos
a la estación de tren y allí nos trataron fatal, tanto las
encargadas de la venta de billetes como la gente de las colas que nos
empujaban, nos miraban con mala cara diciendo cualquier cosa en
chino. Hicimos tres colas de media hora cada una hasta que nos
echaron, desesperados salimos de la estación de tren sin saber cómo
comprar el billete, en el paisaje de fondo todo eran edificios altos
con mil ventanas de oficinas, hasta que vimos uno en que había unas
letras grandes arriba donde ponía CHINA TOURISM, así que como si
fuese una señal nos fuimos para allá, cuando llegamos las chicas no
hablaban inglés pero tenían mucha voluntad por ayudarnos. Ellas con
su traductor y nosotros con el nuestro nos fuimos a una ventanita que
había en la calle que resulta que también vendían billetes y allí
conseguimos un billete de tren de Zhangjiajie a Guilin. Después de
discutir entre nosotros por culpa de lo mal tratados que estábamos
seguimos visitando Pekín. Decidimos ir al mercado nocturno donde
puedes comer cualquier cosa, yo iba preparada a probar algún insecto
o algo raro, pero no pude, ni yo ni Jordi pudimos, a mí no es que me
hiciera mucho asco ver los insectos preparados para comer, olía
realmente mal, sin olvidar los escupitajos al lado de tus pies. Nos
comimos como una empanada que nos sentó muy bien, igualmente los
precios eran bastante caros, en otros sitios de Pekín puedes
encontrar comida muchísimo más barata, pero bueno, fue interesante
vivir aquella experiencia.
Finalmente llegó el lunes, o sea hoy,
y nos levantamos bastante contentos, porque, aunque Pekín es una
ciudad llena de vida, con paisajes y colores increíbles, a mí
personalmente no me gustaría volver.
Bien, esta mañana nos hemos levantado,
nos hemos vestido y preparado y nos hemos ido a la embajada a buscar
el pasaporte. A las 10:30 ya estábamos allí (nos habían dicho que
tendríamos el pasaporte a las 11:30) nos han dicho que los
pasaportes estaban llegando, sólo teníamos que esperar 20 minutos
más de las cuenta, bueno teníamos tiempo hasta la 13h para coger el
tren que nos llevaría al aeropuerto. A las 12 ha llegado la chica
que llevaba los pasaportes, llevaba por lo menos 1.000, pero no los
nuestros, han llamado para preguntar qué pasaba con nuestros
pasaportes, les han dicho que llegarían por la tarde... por la
tarde... nuestro avión salía a las 15:30...así que como podéis
imaginar,...hemos perdido el avión, menos mal que en la embajada nos
han dejado un ordenador con internet y hemos podido modificar la
fecha del vuelo para mañana, aunque con un suplemento de 135 euros
más. Sin hotel, con las mochilas hechas, hemos decidido ir a pasar
la noche al aeropuerto.
Aquí estoy, casi las 2 de la
madrugada, lleno de gente, es como una ciudad pequeña llena de
movimiento, y es increíble, aquí dentro también escupen, cada vez
que estoy a punto de dormirme oigo como se preparan para escupir.
Bueno es otra cultura, otra manera de
hacer las cosas, aunque lo siento mucho, no me he sentido nada bien
aquí en Pekín, mucha gente me dice que en el sur es mucho mejor,
vamos a ver qué tal son nuestros días en el sur de China.
Es un poco difícil afrontar los
problemas cuando te tratan de una manera tan desagradable, a mí me
afecta de una manera y a Jordi de otra, y al principio cada uno
dejaba salir su carácter lo que hacía que nos enfrentáramos entre
nosotros, pero poco a poco creo que hemos aprendido, sobretodo yo, a
que hay cosas que no puedes controlar, hay veces que te encuentras en
manos del destino y puede que salga bien o puede que no, al final lo
importante es saber que estamos los dos bien, y que nos respetamos y
nos cuidamos entre nosotros. Siempre hay una solución por ahí
escondida, sólo tienes que sentarte, parar un momento y buscarla.
Estoy aprendiendo muchísimo gracias a
China, esta manera de tratar a la gente que tienen algunos está
haciendo que aprenda a controlarme a no alterarme, a no buscar la
solución más rápida, sino la mejor. El dinero es importante para
el viaje, pero el viaje lo es más, estoy viendo que no se nada del
mundo, de la vida, de las cosas que te puedes encontrar. Aquí
estamos en un aeropuerto,... en la otra punta del mundo, lejos de
nuestras familias, esperando a que pasen 12 horas, y no me importa, a
mi lado está Jordi durmiendo en un banco, abrazado a un cojín de
viaje, quizás en otro momento de mi vida hubiera estado buscando una
solución, un hotel, algo donde estar mejor, pero es que ahora, estoy
bien donde estoy, no me hace falta estar mejor, y así voy
aprendiendo y madurando.
vista del transmongoliano |
última parada de Mongolia |
cambio de ruedas en China |
calles de Pekín |
La gran Muralla |
La gran muralla y sus miles de turistas |
mercado nocturno |
mercado nocturno |
souvenir de Ullan Bataar, hay quien se lleva un ímán y hay quien se lleva chinches |
Una de las pocas chinas de Pekín que nos ayudó |
Pasando la noche en el aeropuerto,...pero con el visado de Índia ;) |
Pues que fdp.. los pekinesos no?
ResponderEliminarjajajjaa bueno algo així, ara des de fora ja ho veig d'una altra manera, tenen maneres de fer diferents,...podriem dir...
EliminarQue maravilla de viaje, mirar solo la experiencia que estáis viviendo ,con lo bueno y lo malo.Gracias por compartir con nosotros besos
ResponderEliminargracias a vosotros por seguirnos y esperarnos
EliminarJa era horaaaaaaaa ;) valtros podeu amb això i més :)))
ResponderEliminarclaro que sí ;)
EliminarAquesta experiència és boníssima, seguiu disfrutant I escrivint aquests diaris del tot interessants😘😘
ResponderEliminarsí. ara amb la distància podem apreciar millor els moments menys bons que hem passat i llegir-ho amb el temps passat és molt enriquidor
ResponderEliminar"xino,xano" aneu fent cami, pero com t'agraden estes cosses.
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