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miércoles, 18 de enero de 2017

Los Ángeles. Los americanos las pelis las clavan

Corrían los años 90, por aquel entonces, en mi barrio, todos éramos raperos, estaba en auge la moda del “ganstarap”, todos flipábamos viendo las películas de raperos americanos como: new jack city, haz lo que debas, colours o la mítica boyz in” da” hood (los chicos del barrio), esta última grabada en el sur de los ángeles, películas cargadas de racismo, violencia y rap. Yo soñaba con pisar un día esos barrios y después de 25 años, con menos pelo y más arrugas, aterrizábamos en Los Ángeles, cogimos un taxi porque el transporte público en esta ciudad deja mucho que desear, en el aeropuerto nos recogió “Red”, una taxista clavada a la cocinera pelirroja de Orange is the new black y con un fuerte acento ruso igual que la de la serie. Le dimos la dirección del hotel que habíamos reservado, de los más baratos que vimos, ya que en Los Ángeles los hoteles son bastante caros, durante el trayecto la señora nos fue advirtiendo poco a poco, creo yo para que no nos asustáramos, con frases como: por qué habéis cogido este hotel, nosotros le respondimos porque era el más barato, y ella nos dijo que lo más barato en Los Ángeles, a menudo, no es la mejor opción, continuó diciéndonos que el hotel estaba alejado de todo, lejos de buses y metros, luego continuó diciéndonos que era un barrio con mucha droga y mucha violencia y acabó diciéndonos: y aparte,...sois blancos, no se os ocurra salir del hotel por la noche. Aquello nos dejó un poco preocupados, y es que conforme nos íbamos acercando, allí estaban, las casas, las calles, los coches y la gente de CRENSHAW, estábamos en nuestra propia peli de raperos, aquellas que quise vivir de adolescente, sin duda, cuando eres adulto y estás en el meollo, se ven las cosas de otra manera, esto no era una peli, era la realidad del sur de Los Ángeles.

Red nos dejó en el hotel y, nada más bajar, nos encontramos a cuatro “chicos del barrio”, nos abrumó el pestazo a marihuana que salía de su coche y es que en California la marihuana es legal, tanto medicinal como lucrativamente, me los quedé mirando un breve instante y me vino a la mente el zoom a cámara lenta que hacen en estas pelis, no quise aguantarles mucho la mirada ya que se palpaba un ambiente extraño, y es que nos hemos dado cuenta de que aquí el racismo todavía sigue muy vivo.

Nos metimos en nuestra habitación y teníamos de vecino a otro “chico del barrio” que no dejaba de hacer viajes con el coche, todo el día y toda la noche, no sabemos qué se traería entre manos.

Nos fuimos a comprar a las típicas tiendas de licor regentada por un asiático igualito que en las pelis, y es que los americanos, otra cosa no sé, pero las pelis las clavan. Compramos algo para comer y Fátima, sin querer, rozó mínimamente a una chica y ésta le dijo con un tono muy desagradable algo así como: qué haces blanquita, no me toques, nos quedamos flipando, y cada vez teníamos más claro que no estábamos en el lugar adecuado.

Al día siguiente fuimos a una lavandería, porque llevábamos ropa sucia des de la Edad Media, y otra vez volvimos a flipar con este barrio, los dos únicos blancos de la lavandería y podíamos ver las caras de la gente diciendo,...qué coño hacen estos dos aquí, pero os aseguro que era necesario pasar este rato para que mis pantalones dejaran de andar solos.

No sabíamos cuánto tiempo íbamos a estar en Los Ángeles, porque estábamos esperando a que llegara la furgoneta y decidimos cambiarnos de hotel a otro más céntrico, aunque un poco más caro, y con más facilidad de movimiento. Nos cargamos nuestros mochilotes y nos fuimos a buscar una parada de bus, que nos explicó el señor del hotel y que no nos quedó muy claro, nada más salir nos encontramos a dos chicas empujando sus carritos con todas sus pertenencias y es que yo no he visto en mi vida tantos vagabundos como en Los Ángeles, después un obrero nos preguntó si habíamos perdido la casa, imagino que al vernos con las mochilas se lo pensaría, ya que aquí es lo más normal del mundo, conviven vagabundos y trajeados codo con codo. Después de la odisea de encontrar el bus, montarnos y sentirnos como monos de feria, ya que todo el bus nos miraba y éramos los únicos blancos, se subieron dos chicas mejicanas, les preguntamos en inglés si íbamos bien, porque el bus cada vez se alejaba más del centro, y para nuestra sorpresa nos respondieron que no hablaban inglés, les dijimos que mucho mejor, amablemente nos indicaron en qué parada bajarnos para poder coger un metro en sentido contrario e ir hacia el centro, en este trayecto nos quedamos perplejos de la tensión que se puede vivir en esta ciudad, en los asientos sólo verás a blancos con los blancos, negros con negros y chicanos con chicanos, parece mentira. Llegamos al hotel y nos fuimos a dar una vuelta por el centro de Los Ángeles, para mi gusto una ciudad insulsa y de sentimiento frío, cuatro o cinco manzanas de rascacielos, todo lo demás casas de una sola planta hasta el infinito, caminando por las aceras te encuentras gente de negocios esclavos del móvil, muchas personas hablando solas o gritándole a la nada y largas filas de tiendas de campaña de cientos de vagabundos viviendo su día a día.
La pasta que nos costaba el hotel la intentábamos amortizar con el buffet del desayuno, ya que desayunábamos y nos íbamos con los bolsillos llenos de comida para pasar el día, jajaja, quién no lo ha hecho alguna vez.

Vivimos un momento siempre soñado por mí, y es que tuvimos la gran suerte de ver un partido de Los Ángeles Lakers, es todo un espectáculo, el básquet y todo el show que montan durante el partido, si venís alguna vez, no dudéis en ir a verlo. A todo esto la furgoneta todavía no llegaba y nada más que nos hacían rellenar papeles y papeles para poder descargarla del barco, como los días se alargaban, Fátima buscó una casa por la aplicación de Airbnb y la espera nos salió mucho más barata, era la casa de un señor de origen chino, que estaba a las afueras de Los Ángeles, pero esta vez nos aseguramos que fuera un barrio más tranquilo que Crenshaw.

No nos podíamos ir de Los Ángeles sin ver Hollywood, por supuesto, y allá que nos fuimos a ver el paseo de la fama, entre estrellas y estrellas pisoteadas por la muchedumbre te vas encontrando a todos los personajes míticos de las películas con los cuales te puedes hacer una foto por el módico precio de 5 dólares, jajaja, prefiero zamparme un hamburguesote de los que hacen aquí que hacerme una foto con un spiderman con traje de felpa venido a menos.

También paseamos un rato por Sunset boulevard e hicimos otra visita obligada para mí, el estudio de tatuajes de Kat Von D, pero os puedo asegurar que la realidad no tiene nada que ver con el programa, aún así es un estudio impresionante. Teníamos que visitar las famosas playas de Santa Mónica, pero no vimos a ninguna Pamela Anderson o David Hasselhoff corriendo con flotador en mano, una lástima. Largas playas de arena blanca y con el muelle de madera y el parque de atracciones encima del agua, como sale en muchas pelis americanas, y es que no me cansaré de decir que las pelis las clavan. A todo esto seguíamos esperando nuestra furgo, y Fátima estaba bastante agobiada pensando en que ya no volveríamos a ver nuestra amada camioneta, como dicen en Los Ángeles wei, y es que se me ha olvidado deciros que probablemente el 50% de la población de esta ciudad sea mejicana, y que esto conlleve que yo me haya zampado los mejores burritos de mi vida. Nos enteramos que se celebraban los premios de los Globos de Oro, en Los Ángeles, y nos fuimos para Beverly Hills a hacer el Yankee bromeando en que veríamos a este y al otro actor, pero cuál fue nuestra sorpresa, nos pudimos poner en primera fila, donde llegan los coches con los actores, allí flipamos con mayúsculas con el carisma americano, y es que pierden los papeles simplemente con ver un coche de color negro, sin saber quién va dentro, nosotros medio sordos por los gritos de adolescentes y no tan adolescentes echamos allí la tarde, viendo pasar a Drew Barrimore, Justin Timberlake y Sylvestre Stallone, entre otros.

De vuelta a casa de Zhi Wei donde pasábamos los días, se me ocurrió decirle a Fátima que tiraríamos una moneda al aire, si salía cara mañana nos daban la furgoneta, si salía cruz seguiríamos esperando, todo esto para que se relajara un poco y dejara de estar agobiada, pensad que pasamos navidad y fin de año sin noticias de la furgo, salió cara, el destino había hablado y... cáspitas nos levantamos al día siguiente y allí estaba un mail diciéndonos que estaba todo arreglado y que en un día podíamos coger nuestra furgoneta, bendita moneda, a Fátima le cambió la cara, y es que para nosotros no tiene punto de comparación viajar con nuestra furgoneta que sin ella, deseando que pasara el día rápido nos fuimos a dormir temprano esperando la mañana siguiente como un niño espera el día de reyes.

Llegó el día tan esperado, cogimos un Ubber (una aplicación que te permite coger taxis a precio cerrado) sin duda una aplicación fantástica que hemos descubierto durante el viaje, nos dejó en la puerta de un almacén, y allí estaba, blanca y radiante, como va la novia el día de su boda, no pudimos aguantarnos el abrazarla y besarla después de tantos días sin verla, como no podía ser de otra manera arrancó a la primera, nos encontramos un espejo retrovisor roto que ya hemos arreglado con cinta americana,...como no...estamos en América. Emprendimos la marcha hacia el sur de California rumbo OceanSide, para ver los maravillosos atardeceres que esconden al sol por el Pacífico, pero todo esto y mucho más os lo relataremos en los próximos posts. Ahora nos espera el lejano Oeste.
el tan ansiado reencuentro
 
Motel en Crenshaw

Los Ángeles

Los Ángeles

Tienda de burritos

paseo de la fama

Hollywood

Santa Mónica

partido Lakers-Utah Jazz

Sunset Boulevard

estudio de tattoo L.A.ink

estudio de Tattoo L.A.ink

Hollywood

Tipical American

Beverly Hills Rodeo Drive

Globos de oro

Ya volvíamos a estar juntos


la despensa llena

Pacific Sunset