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martes, 27 de diciembre de 2016

Japón, y es por eso que el sol decidió nacer aquí

Hola a todos, ya acabó nuestro paso por las tierras asiáticas.
Para resumiros un poco las modificaciones de nuestra ruta: En un principio enviamos la furgoneta de Mongolia hacia la India, el puerto de Chennai. Para llegar hasta la Índia la furgoneta viajaba en un tren hasta la frontera con China, allí la cambiaban de tren para llegar a Tiajin, el puerto que hay al este de Beijín. Cuando la furgoneta llegó allí nosotros estábamos llegando a Vietnam, y fue entonces cuando la empresa transportadora nos notificó que el puerto de Chennai no dejaba entrar los efectos personales que había dentro de la furgoneta, junto con la empresa estuvimos buscando algún otro puerto en toda la Índia donde enviarla. Cuando ya estábamos llegando al sur de Vietnam y necesitábamos tener algo claro, la Índia seguía diciendo que no, así que después de mirar todas las rutas posibles decidimos enviarla a Los Ángeles Estados Unidos, ¿por qué Los Ángeles y no Tailandia o Camboya o otro país del sureste? pues porque para cruzar Myanmar en vehículo propio necesitas pasar con un guía oficial del país y este paso cuesta alrededor de 1.000€ por persona, si cogíamos la furgo en Camboya o cualquier país al este de Myanmar no había problemas, hasta que llegáramos a la Índia, ya que este país no importa, ni EXPORTA elementos personales, entonces deberíamos volver por Myanmar hacia Tailandia, Camboya, etc. y esto costaría 1.000€ más por persona.
¿Por qué los Ángeles y no Alaska como teníamos pensado en un principio? pues porque estamos a diciembre y no estamos dispuestos a dormir en la furgo a -15 grados, aún no ha llegado a este punto nuestro nivel de locura. Así que nos propusimos otra ruta, ir subiendo des de los Ángeles a Alaska tal cual avanzara el invierno, para llegar en primavera a Anchorage, y luego bajar hacia la costa este y recorrer toda esta costa hasta Florida.
Una vez decidimos que la furgoneta se fuera a Los Ángeles nos notificaron que ésta llegaría el 24 de diciembre, así que teníamos sobre un mes para decidir dónde ir, y escogimos Tailandia y Japón. Los dos países que queríamos ver sí o sí. La Índia y Nepal los queríamos hacer juntos pero no es un viaje que se pueda hacer en una semana y media, así que este viaje lo guardaremos para otro post dentro de mucho tiempo, cuando ya hayamos terminado el viaje que estamos haciendo ahora.

Pasamos por Tailandia, con mucho calor, y llegamos a Japón, el país del sol naciente y el país que me ha robado el corazón. Sólo estuvimos 6 días porque teníamos que estar en Los Ángeles para esperar la furgo y arreglar todos los papeles (que por cierto, está siendo muy difícil toda la burocracia, esperemos que, por lo menos los reyes magos sean buenos y nos traigan la furgoneta ya, os prometo que cuando termine el viaje si hemos conseguido transportar la furgoneta haremos un post sólo de cómo entrar por mar un vehículo, paso por paso para que a todos los flipados, porque ahora esto ya es para enloquecer, que quieran hacer algún viaje así les sea más fácil y ya vayan preparados).

Lo que os decía, 6 días en Japón, como era muy poco tiempo decidimos buscar qué nos hacía más ilusión conocer, Tokyo (por supuesto) y el Monte Fuji, lo bueno de esta modificación de fechas era que podríamos ver el Monte Fuji nevado, si es que las nubes nos lo permitían. Para preparar el viaje en tan poco tiempo nos metimos en un blog de una pareja que ha viajado mucho y tienen unas guías hechas por ellos mismos muy buenas, su blog se llama marcando el polo. Para visitar el monte Fuji reservamos un hotel cápsula en Kawaguchiko, uno de los pueblos que lo rodean. Llegamos a Tokyo por el aeropuerto de Narita, que está a unos 80Km. al este de la ciudad, todo está muy bien indicado, de muy fácil acceso, muy práctico, limpio, ordenado,...perfecto. Nos fuimos con un tren hasta la estación de bus del oeste de Tokio (Shinjuku), eran las 21h había un bus hacia Kawaguchicko a las 22:30 y otro a las 23:30 y era una hora y media de viaje, pedimos dos plazas para el de las 22:30, pero estaba completo, entonces la chica que nos atendía nos dijo, con una sonrisa (no olvidéis que no estábamos en China ya) que ella nos reservaba dos plazas para el último bus sin cobrarlas aún y que a las 22:25 nos acercáramos de nuevo a la taquilla porque hacían la reventa de las cancelaciones, es decir que está todo vendido, pero a veces alguien cancela su billete y quedan asientos libres, y nos dio un papel en japonés con el número 101. Mientras esperábamos se acercó un reportero y un cámara con un micro para hacernos una entrevista de por qué estábamos en esta estación, si nos gustaba el servicio ofrecido, las instalaciones,... y pues nos inventamos todo lo que pudimos,...los que nos conocéis ya sabéis que yo soy muy de inventar, y Jordi no se queda corto. A las 22:24 estábamos en la taquilla, un señor se acercó y pasó por delante nuestro a enseñar su papelito, el chico de la taquilla lo miró y en lugar de hablarle en japonés le habló en inglés para que nosotros lo entendiéramos, y le dijo, por favor respete el orden (ya podéis imaginar por qué me ha robado el corazón Japón), así que el primer número que llamaron fue el 101, bieeen y nos dieron dos plazas a mitad de precio por ser la reventa de las cancelaciones. Y al subir al bus la tele que nos seguía grabando,...en ese momento me dije....toma Madonna esto es ser famoso.
Llegamos al hotel de Kawaguchiko a las 24h, en esos hoteles ellos te mandan un código y si llegas por la noche pones el código en el timbre de la puerta, abres y coges las llaves de tu habitación que están encima del despacho. El código que nos dieron no abría,...qué extraño, seguimos intentándolo a -2 grados sin comer, ni cenar, Jordi se fue y yo seguí intentando abrir la puerta hasta que por el cristal, lo vi dentro, pasamos por una puerta que no cerraba bien. Habíamos comprado unos bocatas, y sólo había la llave a nombre de un francés, así que decidimos cenar y dormir en el sofá. Mientras cenábamos vino un chico japonés (muy parecido a Nobita, los de los 90 quizás sí sabéis quién es Nobita) y en tono agresivo y con miedo nos dijo...quiénes sois qué hacéis aquí, bien....lo que pasa es que nos habíamos equivocado de hotel, el nuestro estaba al otro lado del pueblo, a 1km. así que nos fuimos muy educadamente y llegamos a nuestro hotel,....donde el código sí abría y había unas llaves a nuestro nombre. Aunque fuera un hotel cápsula era fantástico, limpio, ordenado, puedes compartir sala donde están las cápsulas con 50 personas y sigues pensando que estás solo. Puedes dejar tus cosas a la vista y nunca nadie toca nada,...increíble.

 A la mañana siguiente de llegar a Kawaguchiko, fuimos a la zona común con cocina de libre acceso a desayunar, y qué maravilla, hacía mucho sol y las ventanas daban directamente al Monte Fuji, ese es un lugar donde todo el mundo debería ir una vez en la vida, y en ese momento entendimos porque es sagrado para ellos. Tiene una personalidad propia que te penetra y te hace estar en calma, sin poder dejar de mirarlo, en ningún momento. En invierno las estaciones para subir al monte están cerradas, así que nos fuimos a una montaña que sí puedes subir y está directamente delante de él,  de esta manera podríamos mirarlo y apreciar su grandeza. Es increíble, perfecto, no hay palabras, y todo el pueblo está inmerso en esta calma que desprende el monte, no había nubes, solamente estaba el sol, el cielo y él, con la parte de arriba blanca y el resto, a nuestros ojos, gris, que elegancia, allí estábamos sentados mirándolo, y otra vez, no sabéis cuántas fotos hicimos y no podíamos conseguir que se pareciera a lo que estábamos presenciando. Me sentí tan bien, sin hacer nada, sólo observándolo, es un lugar donde pasar horas y días,....pero sólo teníamos 6.
Así que al día siguiente cogimos otro bus que nos llevó a Tokio, ya estábamos preparados para el caos de la ciudad. Sólo llegar vimos una oficina de turismo (desde Moscú que no veíamos ninguna) al entrar nos hicieron sentar, nos imprimieron la ruta hasta nuestro hotel, mapas de la ciudad, una guía que está muy bien detallada (en español), fuimos a coger el metro para el hotel y un chico nos paró para ayudarnos, acabó comprando nuestros bonos de metro en las máquinas y acompañándonos hasta la entrada del metro, intentando hablar en español con nosotros. Como nos quedaban 3 días decidimos dividir Tokio en 3 zonas....¿se puede? es una locura pero por lo menos ves lo más destacado, estuvimos en la zona de pubs y bares antiguos en Shibuya, el Golden gai,  en las torres del edificio government building donde puedes subir y ver todo Tokio, y si está despejado (que así fue) el Monte Fuji, el Yoyogi Park donde se encuentra el templo Meiji Jingu, donde pudimos presenciar el inicio de una boda, el cruce Shibuya (el más concurrido del mundo), la calle Takeshita, el templo Senso-ji, donde había una feria de comida típica, por dios qué ansiedad pasé allí, el museu del Sumo, el mercado de Tsukiji, donde vimos una caja de atún del Grup Balfegó de l'Ametlla de Mar, en esta empresa trabaja mi hermana, y  ver esa caja nos hizo muchísima ilusión y a la vez nostalgia. Y todo lo que visitamos fue gratis. Incluso, los japoneses tienen una costumbre que se llama "depachika" que es el dar a probar muestras de comida que tienen, y en el mercado tsukiji llegó un punto donde no podíamos comer más cosas, frutas, atún, salmón deshidratados, almejas con salsas raras, habas cubiertas de crema de wasabi, mil sabores, increíble, no dábamos abasto, cada uno por un lado, y no sabíamos si les molestaba que comiéramos y no compráramos, hasta que una chica nos dijo, probad esto, ir adentro que tenemos más, no hace falta que compréis, simplemente que vuestros sentidos disfruten de estos sabores. Madre mía ¿se puede querer más a un país?, ¿ por qué son así?. Comprábamos comida para desayunar y nos dimos cuenta que era mucho más barata que en nuestra casa, incluso en los restaurantes, un plato con arroz, verdura, carne, huevo y queso, con el que te quedas sobradamente lleno, cuesta 3 euros. Comimos en diferentes restaurantes, la comida japonesa es increíblemente buena, pero no sólo el sushi, yo creo que todo lo que hacen, sea lo que sea, lo hacen con cuidado, con amor y con mucha paciencia, las sopas de udon, la sopa miso, la carne, el pescado, la tempura, la cerveza, todo.

Conocimos a una chica que hablaba muy bien español y nos explicó que en Japón la comida es barata ya que es considerada primera necesidad, y los impuestos de todo no pasan del 8%, que tienen el producto más barato que nosotros y realmente el sueldo mínimo es mucho más elevado que los nuestros....entonces...¿qué sistema tienen estos japoneses? y la pregunta más importante ¿Por qué nadie ha pensado en copiarlo? quizás en nuestra sociedad no funcionaría, pero les funciona tan bien a ellos que da gusto estar allí y sentirse parte importante de su sistema. Incluso con lo bien que están allí, varias personas nos decían que se querían ir a vivir a España, por el sol (yo les expliqué que no se hagan ilusiones, que en nada nos van a cobrar cuando nos pongamos morenos).
También es muy divertido verlos jugar al Pachinko, un juego parecido a una máquina tragaperras que se juega con unas bolitas, si llenas una caja de bolitas es una cantidad, cuantas más cajas de bolitas tienes, más dinero has ganado. Y las bolitas bajan todas a la vez y todas las máquinas están ocupadas por gente mayor, jóvenes, de todo, es una locura el ruido que hay allí dentro, digno de ver y de escuchar.

Otro gran amor que me cautivó fueron los Toto, estos baños japoneses, que tienen la taza calentita, distintos chorros con agua calentita, música o ruido para poner a tu gusto, (recordáis los baños chinos???) qué bien se está allí, no me lo traje, pero a la vuelta miro en Amazon a ver si hay alguno.

Con mucha pena y nostalgia nos fuimos del país, en el tren camino del aeropuerto miraba la ciudad como iba pasando por delante de mí, como si hubiera vivido allí alguna vez, y esto sólo me ha pasado en París, donde sí viví, aunque sé y lo siento, que voy a volver, porque, no sólo la ciudad, el país y su gente me han atrapado muchísimo, la próxima vez será para visitarlo todo, des del sur hasta el norte, sin prisas, disfrutando, más si se puede, de toda esa esencia que desprende un país tan enorme como es Japón, el primero de todos que ve nacer el sol.

nueva ruta, si todo sale bien,...sino pues la cambiamos y os avisamos ;)

monte fuji

vistas del monte fuji des de la zona común del hotel

Zona de Shinjuku

vistas des de la torre norte del government building, si miráis bien veréis el mone fuji

boda en el templo de Meiji Jingu

cruce de Shibuya

feria de comida tradicional japonesa

templo sensoji

Templo Sensoji

mercado de pescado Tsukiji con la caja del Grup Balfegó

venta de wasabi en el mercado de pescado

bares y restaurantes en el mercado de Tsukiji, cocinan el pescado comprado durante esa mañana

retrete Toto

vistas de Tokio des de los jardines imperiales

lunes, 12 de diciembre de 2016

Tailandia

Buenas tardes des de Khao San Road uno de los centros de Bangkok, donde se cuecen millones de historias. Ya estamos al fin de nuestro paso por Tailandia, así que llegó la hora de contaros nuestra experiencia.
Hace 10 días, (creo que son 10 días, porque la percepción del tiempo ya cambió hace mucho) volamos de la ciudad de Saigón hacia Bangkok, el visado de Tailandia es el más fácil que hemos tramitado hasta el momento, si llegas por aire te extienden un sello en el pasaporte con fecha límite de un mes, si llegas por tierra te lo extienden por 15 días, aunque se puede ampliar una vez allí.
Para organizar nuestro paso por Tailandia confiamos al cien por cien en el blog de Pol Camposada: mundo nómada, que tiene muy bien explicado cada rincón de este país y de todo el sureste asiático, y sobretodo de la ciudad de Bangkok
Así que nos fuimos hacia Krabi. Krabi es una ciudad que se encuentra en el sur de Tailandia, donde se concentran una buena cantidad de las islas tailandesas tan conocidas en el mundo entero, después de Saigón pensamos que lo mejor sería empezar por el sur de Tailandia y guardar Bangkok para el final, así llegábamos relajados, y la verdad es que pensamos que fue un acierto. En Krabi nos dirigimos hacia Ao Nang, un pueblo que está justo en la costa, des de donde salen barcas cada día hacia las distintas islas. Nos alojamos en un hotel muy tranquilo, que constaba de distintas casetas (bungalows) en medio de toda la vegetación y todos los mosquitos. Des de allí nos pudimos mover a las distintas islas. Yo ya era muy feliz, tenéis que pensar que antes de irme ya pensaba en llevar mi super equipo de "snorkel"....mi "tubo y careta" de bucear, en Mongolia Jordi se reía de mí porque lo metí en la mochila y me dijo...¿en serio vas a ir cargada por Mongolia, China y Vietnam con esto? y yo...que cuanto más me dices y me razonas la elección tan equivocada que estoy teniendo más segura estoy de hacerlo...lo metí y lo cargué TOOOODOOO EL VIAJE en mochila. Pero llegó la hora... nos fuimos a la playa a ver los peces de colores, el coral y todo lo fantástico que puede ser lo que no vemos a simple vista. Me lo pasé muy bien, Jordi también...porque en los barcos te dejan un equipo de snorkel,...pero el mío es mucho mejor...por la simple razón que es mío. Por la noche también pudimos bucear y ver cómo brilla el plancton al movernos dentro del agua, algo increíble. Nadas, te sumerges, los peces de miles de colores se acercan a ti. Fue mágico, quizás os habéis fijado que la palabra mágico sale en casi todos los posts,..pero es que de verdad, este viaje está siendo mágico, con todo lo bueno y lo malo. De Krabi nos fuimos a Khao Sak, un parque nacional que está unos pocos quilómetros más al norte. Para ir allí teníamos que coger un bus municipal que nos llevaba a la estación de autobuses y allí coger otro bus que nos llevaba a la ciudad de Surat Thani y de allí coger otro bus que nos llevaba al parque nacional...y así empezó el día con nuestra gincama: las mochilas en la espalda, ya empezábamos a sudar, mientras yo, con las mochilas de Jordi y mía, esperaba el bus en la parda Jordi fue a cambiar dinero, el bus llegó y Jordi aún no estaba, yo le dije al conductor que esperaba a otra persona, él me dijo que subiera que lo recogeríamos por el camino o en la siguiente parada....y qué pasó??? pues sí, nos perdimos. Jordi llegó a la parada y yo no estaba, el bus estuvo en la parada siguiente un rato, yo entendí al conductor que me dijo que pasaríamos por la parada a buscarlo así que le envié un SMS para que esperara, el conductor al final cogió mis mochilas y me hizo bajar del bus y me dejó tirada en la calle, y yo llamaba a Jordi pero él no lo cogía,... así que empecé a subir la calle con 2 mochilas grandes y dos pequeñas,... se me levantaba el labio de la fuerza que tenía que hacer, finalmente vi a una persona que corría desde el final de la calle, era él que venía corriendo. Sí parece ser que mi cerebro,  a veces, funciona en una dimensión paralela a la mía y así hago las cosas. Bueno total que cogimos el otro bus, llegamos a la estación de buses, y teníamos que coger un bus que en 4 horas nos dejaría a Surat Thani, yo me estaba haciendo pis... y qué hizo mi cerebro paralelo mágico??? pues decidí que ya haría pis cuando llegara a Surat Thani,...SÍIII 4 horas aguantando, a las dos horas empecé a pensar que cómo sería la sensación de la explosión de la vejiga en mi interior, iba combinando posiciones en las que visualizaba que daba más espacio, me empecé a subir los pantalones para que no apretara nada,...fue horroroso. Al llegar tal cual bajamos me metí en una agencia de turismo y me fui directa al baño (otra gran idea de mi cerebro paralelo), al salir Jordi me miraba con su mirada Ibáñez, le estaban vendiendo un viaje por 20 euros y no sabía cómo decir que no porque yo ya me había metido en su baño, finalmente les dijimos que íbamos a buscar dinero y veníamos a pagar y nos fuimos corriendo a la estación de buses. Ya por fin llegamos a Khao Sok, la jungla en el sur de Tailandia, este parque no es muy conocido, por eso lo escogimos, había turistas pero estaba muy tranquilo, estuvimos tres días, de estos tres días el primero lo pasamos tranquilamente paseando por el pueblo, el segundo nos metimos en el parque nacional, allí vimos macacos, lagartos del tamaño de una botella de agua (a Jordi le dan repelús los lagartos, fue muy divertido) en este parque te dejan llegar solo hasta un punto, más adelante debes pasar con guía,...así que nosotros fuimos solos, llegó un momento que estábamos totalmente rodeados de árboles, bamboo, pájaros (no los veíamos pero los oíamos), nosotros no sabíamos que el bamboo hace un ruido espectacular cuando pasa el aire por dentro de él, era increíble, espectacular estar allí en medio, realmente la jungla suena como nos lo imaginamos, unos sonidos preciosos, un olor a naturaleza que no había olido nunca antes, y otra vez, mil fotos y ninguna se ajusta a la realidad, y no puedes fotografiar el olor y las sensaciones, así que guardamos la cámara y nos quedamos callados mirándonos, sobrando todo lo que pudiéramos decir. Al día siguiente cogimos una moto y fuimos a la zona del lago. Allí, junto con tres chicos más, cogimos una barca que nos llevó por dentro del lago, el agua tenía un color azul muy vivo y yo estaba haciendo un gran esfuerzo para no meter la mano dentro. Al final, una chica tailandesa de los que venía en la barca con nosotros me miró y me dijo...¿quieres tirarte? se ve que mis ojos se estaban comiendo el lugar. Y le preguntó al conductor si me podía bañar, él acercó la barca a una esquina y me dijo que me tirara, nadie más se tiró, la barca paró el motor, las montañas eran altas, llenas de vegetación de mil verdes, pero todos vivísimos, el agua con un azul brillante y yo haciendo el muerto, sin ningún ruido, ya os podéis imaginar cómo me sentí, o no, no lo sé, pero no tengo tanta facilidad de escritura para poder explicaros lo feliz que estaba allí dentro, creo que estaba tan a gusto que todos los de la barca se quedaron callados disfrutando ese momento de calma. Cuando salimos del lago decidimos ir a un lugar donde ponía que había una reserva de elefantes, nos acercamos hasta allí y pudimos ver 5 elefantes, como no somos muy expertos en el tema paramos la moto y fuimos andando, para no molestarlos, estaban bebiendo agua de un río y comiendo hojas de palmera. Son realmente impresionantes, aunque no nos quedamos mucho rato, porque vimos que estaban atados y al cabo de un rato aparecieron unos turistas subidos a ellos y no nos gusta el echo de que exploten a los animales de esta manera, no hace falta subirse encima de un animal para poder disfrutar de él.
Y ahora ya estamos en Bangkok, increíble ciudad, de las más increíbles que hemos estado, calles anchas con templos brillantes por todas partes, gente sonriente, simpática, que bromea contigo, cambias de calle y te encuentras en unos callejones pequeños llenos de gente, música, comida callejera por todas partes, turistas, te pueden vender un masaje como un traje de Armani como un escorpión para cenar, una locura que vive en completa armonía. Estos días ves a todo el pueblo vestido de negro, niños, jóvenes y mayores, ya que están guardando el luto por la muerte del rey Bhumibol Adulyadej, increíble muestra de respeto y admiración hacia el monarca, increíble muestra de unión de un pueblo.
Cuando hablamos de nuestro viaje, de nuestra vida durante estos dos años con la gente, nos dicen que qué suerte que tenemos,... yo no creo que la palabra correcta sea suerte, y en este viaje cada día me estoy dando más cuenta, suerte sería haber cobrado la herencia de una tía que no conoces, irte a dar la vuelta al mundo y que te la organizara otro, sin tener que dormir en aeropuertos, estaciones de tren, cargar una mochila que te hace sudar espacios de tu cuerpo que pensabas que no tenían poros, echar de menos una furgoneta que tiene más de 200.000 quilómetros sin aire acondicionado pero a la que llamas hogar.
Lo que estamos haciendo nosotros es el fruto de sacrificio, de renunciar a cosas materiales, cenas, salidas con amigos, de trabajar durante 10 años organizando la ruta, documentación, papeles, etc. Tener un objetivo y saber que vas a por él, que no sabes la fecha exacta que puede variar de 2, 3 o 10 años, da igual, pero sabes que lo vas a hacer, y cuando tienes esto claro, no es la suerte quien te lo hace, eres tú. Y esto se puede aplicar a cualquier sueño que se tenga, sólo hay una razón por la que se puede o no se puede hacer y esa razón es quien lo sueña, el protagonista principal de su propia historia, nada más.
baño en el lago del parque nacional de Khao Sok
 
playas del sur de Tailandia
 
Railay, sur de Tailandia
 
encuentras frutas increíbles que saben deliciosas


una tapita (nos lo comimos de verdad,...los dos)

budha recostado, templo Wat Pho Bangkok

calles de Bangkok

martes, 29 de noviembre de 2016

Yo quiero ser vietnamita!!!

Después de nuestra experiencia en China, llegó el momento de Vietnam, parece mentira que estando tan cerca unos de los otros, sean tan diferentes.
Llegamos a Hanoi una tarde calurosa de noviembre, sólo salir del aeropuerto nos impactó la amabilidad y facilidad de toda la gente que nos íbamos encontrando, para ayudarnos. Ya no nos acordábamos de qué era esto, gracias a nuestros amigos chinos, y quedaba tan lejos la hospitalidad mongola...
Rápidamente nos dirigieron hacia un bus para llevarnos a la ciudad, donde nos hicieron descuento por ser dos personas, también nos cambiaron dinero a un buen precio y quisieron vendernos toda clase de excursiones y tours, ya que están muy acostumbrados y tienen muy claro la importancia que tiene el turismo en su país. Os recomendamos que no os dejéis llevar con las primeras ofertas, es mejor llegar a los sitios e ir viendo todas las propuestas, y así os iréis acostumbrando al regateo, ya que en Vietnam todo funciona regateando, al principio es un poco estresante, pero poco a poco le vas pillando la gracia y llega a ser hasta divertido.
Todo aquél que haya estado en Vietnam sabe qué es lo que más impacta al llegar a las ciudades como Hanoi....el tráfico, las motos, en cada esquina te juegas la vida para cruzar, te vienen por todos los lados a la vez, no respetan los carriles, ni los semáforos, ni mucho menos a los peatones, podríamos decir que aquí hay otras leyes,...o que no hay leyes. Es muy divertido ver este tráfico sentado en una terraza tomando una Hanoi Beer, uno que se cae, dos que se chocan, cinco tipos montados en una moto charlando,... y nunca pasa nada.
Hanoi es una ciudad llena de vida callejera y social, da igual que sea el día que sea o la hora que sea, los vietnamitas tanto de Hanoi como de todos los lugares donde hemos estado, viven en las calles, comen, juegan, charlan, duermen y beben café al estilo Saigón a todas horas, sentados en unas sillitas diminutas o de cuclillas, nosotros intentamos adquirir esta posición, pero no aguantamos más de 2 minutos así sin que se nos duerman las piernas. Todo esto acompañado de la clásica pipa vietnamita (sólo típica en el norte), hecha de bambú, que fuman a todas horas y no dudan en ofrecerte una caladita. Jordi tuvo el privilegio de probarla, menos mal que la mochila va llena y no cabe nada más, sino nos traemos 3 pipas.
Estábamos dudando de si ir al teatro de las marionetas de agua o no, menos mal que finalmente sí que fuimos, fue un espectáculo increíble, hecho con un gusto exquisito, música tradicional en vivo, movimientos sutiles y totalmente coordinados, te transportan a su mundo sin ningún tipo de problema. Allí conocimos el Dan Bau, un instrumento musical tradicional vietnamita, de cuerda, que suena realmente como una voz humana, la chica que lo tocaba era muy profesional y musical, menos mal que la mochila va llena y no cabe nada más, sino nos traemos 3 Dan Baus. 
Os recomendamos que visitéis las calles que rodean el lago central en fin de semana a partir de las 18h, lo cierran al tráfico y la gente se sienta en mitad de la calle a charlar, cenar, montar juegos, tocar y cantar canciones, y además invitan a todo el mundo a participar de sus actividades, hay momentos en los que no te sientes extranjero, incluso dudas de si estás o no en casa.
De Hanoi nos fuimos a Halong, para poder visitar la tan conocida y fantástica bahía. Nos desplazamos en bus, que nos costó unos 6 euros por 200Km. pero resulta que los buses te dejan en el puerto de los ferrys y cruceros, de esta manera te obligan a coger un taxi cuando llegas y es que los vietnamitas lo tienen todo pensado, así trabajan autobuses y taxis. Siempre ganan, sino preguntadles a los americanos. En Halong llegó un poco de descanso que tanto nos merecíamos, pudimos ir a la playa, comer platos típicos de la zona con marisco, pescado y noodles por supuesto muy gustoso y apetecible todo. Todos los comercios, restaurantes, bares, casas,... están abiertos de par en par dando la sensación de invitarte a entrar, realmente es muy agradable incluso en muchos restaurantes cuando preguntas por el baño, directamente te dirigen a su casa, pasas por el comedor donde quizás hay un señor mayor viendo la tele, éste te saluda y tú sigues tu camino hacia el baño tan tranquilo. Esto sucede porque muchos locales comerciales utilizan la entrada de la casa para tener su negocio.
Y llegó el momento, uno de estos momentos mágicos que estamos teniendo durante nuestro viaje, te preparas para ver algo que has imaginado y que sabes que superará todo lo que tenías en mente. Te encuentras en un barco que poco a poco se va adentrando en la multitud de islas monolíticas llenas de vegetación, mezclada con altísimos acantilados de piedra calcárea, sin duda perfectos para escalar, aunque aquí no está permitido,...qué lástima. Un paisaje que te oxigena y te llena de vida.
En Halong, un echo importante que debemos recalcar es que el hotel tenía la Happy Hour, de 20 a 21h podías beber hasta 4 cervezas gratis,...igual que en Noruega, jajaja. Así que, gracias a Fátima, que tenía que curar su trauma noruego, a las 20 en punto, como un clavo, estábamos en el hotel, y aunque a alguna le resultaba un poco difícil, las 4 que caían.
Después de saciarnos de cerveza, continuamos nuestro viaje hacia el sur de Vietnam, nos paramos  en Hue, una gran sorpresa. Nos encantó esta ciudad-pueblo, alquilamos una moto y así pudimos salir del pueblo, ir a otras zonas, adentrarnos un poco en las raíces vietnamitas, así que fuimos hacia la playa, a visitar la pagoda, las tumbas imperiales de una grandeza impresionante, el cauce del río perfume y acabamos jugando a la petanca con dos chicos vietnamitas, en un chiringuito donde podías beber un licor casero de....serpiente, lagarto o aborto de becerro,...era por la mañana y no estábamos para probar abortos de becerro, si nos lo encontramos en la Happy Hour, seguro que caen varios, así que escogimos unas coca-colas. Nosotros teníamos la sensación de estar viviendo las noches de verano de los años 80 y 90. Por la noche niños en las calles con el pijama jugando, la gente sentada en las sillas charlando, nos invitaron a sentarnos en un pequeño bar donde acabamos conociendo a la gente, charlando con ellos y cenando unos rollitos típicos vietnamitas que estaban buenísimos.
Al día siguiente, paseando, vimos un estudio de tatuaje y pudimos observar que el tatuador estaba en plena faena, fue tan fácil como entrar, comentarle que yo también soy tatuador y si podía ver su método de trabajo, aceptó gustosamente como buen vietnamita y pudimos intercambiar experiencias.
Después de unos días en Hue tomamos el bus cama hacia Hoi An, nada más llegar ya nos dimos cuenta de que era un sitio muy turístico, demasiado para nosotros. Es una pequeña ciudad con mucho encanto, que queda en segundo plano por la masificación de turistas. Aquí acabarás cansado de los vendedores ambulantes, propietarios de restaurantes, bares, tenderos que te invitan a comprar en sus tiendas insistentemente, aunque si lo miras bien, simplemente están haciendo su trabajo. En Hoi An también alquilamos una moto, ya que nos gusta mucho ir por libre y es una muy buena opción para conocer más aspectos de Vietnam que no sólo las ciudades y tours. Arrancamos nuestra moto y empezamos a recorrer la carretera, en unos quilómetros la moto empezó a derrapar, Jordi creyó que era el mismísimo Valentino Rossi,...pero no....habíamos pinchado, menos mal que pasó delante de un taller de motos y nos lo arreglaron en 10 minutos, así que con el parche en el neumático, nos fuimos adentrando en la selva, hasta llegar a las ruinas de My Son,  una ciudad imperial del reino Champa de los siglos IV al XIII. Es increíble la sensación que tienes al pasear entre estas ruinas, se respira la historia, las paredes de ladrillo rojo impregnadas de vegetación totalmente húmeda y viva, parece que hablen y quieran contar todo lo que han vivido, te sientes parte de esta historia y sólo puedes dejarte abrazar por su magia.
Y sudando toda la belleza que habíamos visto, hasta ahora, en Vietnam, nos fuimos camino de Ho Chi Minh, o mejor conocida entre los vietnamitas como Saigón, la ciudad tomada por los americanos en la Guerra. Una locura, ya que es la ciudad con más motos del mundo, y nosotros, que nos gusta mucho la aventura, allá que fuimos a alquilar una moto, nunca en mi vida he tenido que conducir tan tenso y concentrado, mucho peor que en Ullan Bataar. Con nuestra moto, mucha agua y muchas dosis de cuidado nos dirigimos a Cu Chi, donde pudimos observar en primera persona por qué ganaron la guerra los vietnamitas, increíbles redes de túneles minúsculos en tres pisos de profundidad, trampas ingeniosas con mil detalles para no poder escapar de ellas, todo muy bien cuidado y respetado, para poder enseñarlo no sólo a los turistas, sino a ellos mismos y sus futuras generaciones, que el recuerdo no permita que se repitan más estas locuras, aunque el ser humano parece que olvida rápido.
Al volver de la visita nos fuimos a la plaza donde había una feria de comida vietnamita, rollitos, bahn mis, noodles, calamares, inclreíbles comidas, a cuál más buena y gustosa, siempre con chili. Íbamos comiendo de cada estante, volviéndonos locos, al terminar nos sentamos en un banquito para hacer la digestión, y como aquí siempre hay un ambiente impresionante, Jordi acabó jugando a la Indiaca con tres vietnamitas y un inglés (la indiaca es una especie de pelota pequeña de plástico con unas plumas, parecido a una pelota de bádminton, aquí se la pasan siempre con los pies, ellos consiguieron dos pases seguidos).
Esta mañana hemos tenido la suerte de ser aceptados en el aula de música popular y tecnológica del conservatorio de Saigón, lo que viene a ser el aula de saxofón, allí he podido disfrutar al máximo, como ya pasó en Mongolia, de ver distintas maneras y realidades que envuelven el mundo de este instrumento tan querido por mí. El poder acceder a las aulas, ver las clases que se imparten en distintos países me enriquece muchísimo y me hace replantear muchos aspectos profesionales de mi vida. El profesor y yo hemos podido charlar con calma de las distintas realidades y sus necesidades, robarnos uno al otro puntos de vista que mis alumnos y yo aprovecharemos sin duda en mi regreso.
Aquí estamos en Saigón, mañana ya dejamos este maravilloso país. Y como no somos nosotros quienes preparamos la ruta, sino que es el viaje quien nos dirige, nos vamos a Tailandia, ya que debíamos ir a la India a esperar nuestra ansiada furgoneta, pero, después de mil gestiones, finalmente no la aceptan en este país, por lo que ahora va camino de Los Ángeles, California.
Mientras llega a su destino, nosotros visitaremos Tailandia, Corea,....del sur y Japón.

momentos de descanso

la pipa vietnamita

tráfico en Hanoi

fin de semana en Hanoi

todos podemos jugar con ellos

marionetas de agua

Happy Hour

Bahía de Halong

Bahía de Halong

paseo en Kayak por la bahía

bahía vista des de la isla más alta

restaurante en Halong

Hue


Río Perfume en las afueras de Hue


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jueves, 10 de noviembre de 2016

El sur de China

05-11-2016
Seguimos en China, así que sigo con el pequeño diario que en Vietnam colgaré en el blog a modo de post.
Nos fuimos de Pekín con el avión, la mochila de Jordí dio la alarma 5 veces en el control de equipaje, porque llevaba mecheros de gas, un pequeño camping gas y un pedernal. De la manera que son los chinos de Pekín ya pensaba que nos tocaría quedarnos allí, pero al final lo quitó todo de la mochila y nos dejaron pasar.
Llegamos a Zhangjiajie, empezaba a hacer calor, el paisaje era increíble, la gente muy simpática, todos los hombres se reían al ver a Jordi, porque iba con la barba y sin pelo, le decían que no entendían aquello, sin cabello pero con barba,...yo pensaba pues espérate si le ves el pecho. Pero bueno, al final se afeitó.
Fuimos a ver las montañas de Tianmen (donde se rodó la película de Avatar) son impresionantes, y eso que las vimos con muchas nubes, creo que subimos al teleférico más largo del mundo, travesaba las nubes y llegaba al pico de las montañas. Estuvimos toda la mañana y la verdad que fue muy reconfortante volver a encontrar naturaleza. Por la tarde estuvimos paseando por las callejuelas de Zhangjiajie, pequeñas, llenas de gente, de música y de comida, todo el mundo muy alegre y sacándonos conversación, yo ya empezaba a cambiar un poco mi humor, y lo mejor fue empezar a ver niños jugando y paseando solos por la calle, yo tengo la manía de sentirme a gusto cuando veo a los niños paseando y jugando por las calles sin ningún adulto que esté a su lado, me da sensación de seguridad y tranquilidad.
Llegó el día de coger el tren, teníamos que ir de Zhangjiajie a Guilin, otro pueblo más al sur, para llegar a Guilin teníamos que cambiar de tren en Ghansha, y esperar de las 12 de la noche a las 6 de la madrugada entre un tren y el otro, en la estación de tren de Ghansha nos sentamos, nos acomodamos (por lo menos yo) y esperamos las 6 horitas. El trayecto de Zhangjiajie a Ghansha era el que nos daba más palo, porque cogimos los billetes más baratos que eran sentados, pero al final resultó ser el mejor sitio, conocimos a la familia Chen, el tío, los dos sobrinos y la mujer de uno de los sobrinos, acabamos enseñándoles a jugar a la brisca, y ellos nos dieron unos palos de comer picantes que aún ahora no sabemos qué eran, nos reímos mucho.
Los chinos tienen un punto débil, que ahora os revelo, las cartas, cada chino va a su rollo con sus cosas, hasta el momento en que te metes la mano en la riñonera y sacas las cartas, ellos aún no las han visto pero tienen un sexto sentido que les da la alarma, mientras las sacas ya tienes dos mirándote, cuando ya las tienes fuera y empiezas a mezclar-las tienes 5 y cuando empieza la partida tienes una melé que te rodea intentando entender esas cartas que nunca han visto. Y si les miras te las quitan y empiezan a hablar entre ellos.
Ahora estamos en Guilin, estamos a 25 grados, tenemos montañas por todos los lados, ríos y gente muy simpática, se respira muchísima tranquilidad y empezamos a relajarnos y a recordar aquella sensación tan bonita que teníamos justo antes de llegar a Pekín, al fin y al cabo eso es lo que buscábamos con este viaje, sentirnos bien y disfrutar de la cultura y gente de cada lugar.


06-11-2016
Seguimos en Guilin, hoy hemos ido a una excursión al río Li, hemos bajado des de Yangdi Fier hasta XingPing. Bueno dos pueblos del sur de China por donde pasa el río Li. Hemos bajado en unas barcas donde sólo caben 4 pasajeros y el conductor de la barca. Ha sido espectacular, el paisaje está lleno de montañas que te van engullendo, el tiempo es cálido con una ligera brisa fresca que sienta muy bien. Jordi y yo no parábamos de mirar si veíamos vías para escalar, porque son unas montañas impresionantes, no por la altura sino por el número de montañas y la situación que tienen, unas al lado de las otras, parecen hermanas vigilando la bajada del río. Los habitantes de los pueblos que están al lado del río están paseando con sus barcas limpiándolo de plásticos y basura que tiramos los turistas. Se nota el respeto que tienen por esta tierra. Y ese respeto lo convierte en un sitio mágico, uno de esos lugares del mundo que la naturaleza se impone al ser humano y le hace entender quién manda. Lástima que muchos turistas aún no aprecian estos detalles.
Cuando hemos llegado y hemos subido al autocar ya nos venía otra “chinada”, nos han dicho que si queríamos volver a Guilin, con ellos, debíamos pagar 120 yenes más, porque hacían otra excursión por la tarde y luego volvían, si no queríamos volver con ellos teníamos que andar o coger un taxi durante 4 km. Llegar a una estación de autobuses y volver con un bus por 27 yenes. Nos han intentado convencer para coger la excursión, nosotros estamos al final del viaje por China, tenemos el presupuesto bastante apretado, ya que tenemos una cantidad estimada a gastar en cada país, y en China, entre modificaciones de vuelos, hoteles, trenes, etc. nos estamos pasando así que hemos sido los únicos que hemos decidido ir a buscar el bus de 27 yenes.
Resulta que no eran 4 km a pie sino que eran 2. Cuando hemos llegado a la estación de buses, antes de entrar estaba saliendo un autobús que no era el oficial, un señor ha sacado la cabeza por la ventanilla y nos ha gritado: GUILIN? Y hemos dicho que sí, se han parado, hemos subido y nos han cobrado 25 yenes. Total que nos hemos ahorrado un dinerillo, y ha sido muy divertido, el autobús (creemos que es un autobús pirata) iba parando y recogiendo a gente, cuando ya no quedaba sitio ha seguido parando y recogiendo a más gente y nosotros hemos pensado que los harían sentar encima nuestro, pero no....ahí va otra “chinada” han sacado unos taburetes pequeños de plástico rosa fluorescente y los han puesto en el pasillo y la gente se ha ido sentando en el pasillo, mientras tenían la tele puesta con un programa de jóvenes talentos que saben hacer de todo, ha sido realmente un viaje muy divertido.

08-11-16
Ya estamos en Guangzhou (Cantón) en dos días tenemos el avión hacia Hanoi. Ayer a las 22:30h llegamos con un tren bala, la velocidad más alta fueron 247 Km/h creo que más o menos como la del AVE en España, llegamos a la estación de tren del sur y teníamos que ir hacia el norte de la ciudad, por suerte el metro está muy bien situado y sólo tardamos una hora en llegar al hotel, realmente no es mucho por la distancia que teníamos que recorrer. Una buena noticia es que el hotel nos cobró 114 yenes menos de lo previsto, así que tenemos algo más de dinerito para comer estos dos días.
Hoy hemos ido a dar una vuelta por la ciudad, mi sistema digestivo empieza a limitar mis movimientos a la hora de alejarme del hotel o tener controlado un baño, bueno sabíamos que podía pasar, son las cosas del viaje.
Cantón es impresionante, pero mucho, muchísima más gente en las calles que en Pekín, todo el mundo con bolsas enormes de basura que llevan ropa, por la ventana del hotel se ve un edificio donde creemos que hacen camisas, porque hay un señor que lleva todo el día metiendo camisas en bolsas y dejándolas en el balcón. Increíble, después toda esta ropa seguramente llega a Europa, a todas las tiendas donde vamos de compras. Empiezo a tener una crisis de ideales, no sé qué es mejor. Siempre he tenido las cosas muy claras y creía que este viaje haría que las tuviera aún más claras, pues ahora estoy muy perdida con mis ideales y mi conciencia. Supongo que ahora veo el mundo y antes me lo imaginaba.

09-11-16
Mañana a las 16h sale el avión hacia Vietnam, quedan 24h para salir de China, hemos pasado una noche bastante asquerosa, a las 23h me estaba durmiendo y Jordi me dijo que en la mesita de noche había una cucaracha, además era enorme, muy grande, me levanté de un salto casi olímpico, Jordi movió las cosas de la mesita y la cucaracha salió corriendo, qué grito pegué, no es que me den miedo, es que dan mucho asco, y tan grandes aún más. Después de esto podéis imaginar que nos costó mucho dormirnos, a las 3 de la madrugada nos despertó un sonido de bolsa, era la cucaracha que estaba en la bolsa de basura, cuando hicimos ruido salió de la bolsa y Jordi sacó el cubo fuera de la habitación, en menos de un minuto la vimos corriendo hacia fuera a buscar la bolsa de basura, pusimos toallas debajo de la puerta para que no pudiera volver a entrar. Por fin conseguimos dormirnos un poco, esta mañana Jordi ha ido al baño y había OTRA cucaracha, por favor qué asco, ha conseguido tirarla por el desagüe de la ducha y lo ha tapado con otro cubo de basura. Hemos ido a pasear y hemos encontrado en una esquina por lo menos 10 ratas juntas comiendo de una bolsa de basura.
Y aún falta pasar esta noche, os prometo que jamás he tenido tanto asco en mi cuerpo, tengo unas ganas de llegar a Hanoi que no os lo podéis imaginar, y cómo echamos de menos nuestra furgonetilla, limpita y con nuestras cosas en su sitio.
 
montañas de Tianmen

carretera de las montañas de Tianmen

montañas de Tianmen

montañas de Tianmen

montañas de Tianmen

Montañas de Tianmen

Montañas de Tianmen

Montañas de Tianmen

Montañas de Tianmen

Zhangjiajie

comida en la calle Zhangjiajie

Tren hacia Ghansha

Familia Chen

Familia Chen

Esperando en la estación de Ghansha

bajada del río Li

bajada del río Li

bajada del río Li

bajada del río Li

bajada del río Li

esta es la comida típica real de China