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lunes, 12 de diciembre de 2016

Tailandia

Buenas tardes des de Khao San Road uno de los centros de Bangkok, donde se cuecen millones de historias. Ya estamos al fin de nuestro paso por Tailandia, así que llegó la hora de contaros nuestra experiencia.
Hace 10 días, (creo que son 10 días, porque la percepción del tiempo ya cambió hace mucho) volamos de la ciudad de Saigón hacia Bangkok, el visado de Tailandia es el más fácil que hemos tramitado hasta el momento, si llegas por aire te extienden un sello en el pasaporte con fecha límite de un mes, si llegas por tierra te lo extienden por 15 días, aunque se puede ampliar una vez allí.
Para organizar nuestro paso por Tailandia confiamos al cien por cien en el blog de Pol Camposada: mundo nómada, que tiene muy bien explicado cada rincón de este país y de todo el sureste asiático, y sobretodo de la ciudad de Bangkok
Así que nos fuimos hacia Krabi. Krabi es una ciudad que se encuentra en el sur de Tailandia, donde se concentran una buena cantidad de las islas tailandesas tan conocidas en el mundo entero, después de Saigón pensamos que lo mejor sería empezar por el sur de Tailandia y guardar Bangkok para el final, así llegábamos relajados, y la verdad es que pensamos que fue un acierto. En Krabi nos dirigimos hacia Ao Nang, un pueblo que está justo en la costa, des de donde salen barcas cada día hacia las distintas islas. Nos alojamos en un hotel muy tranquilo, que constaba de distintas casetas (bungalows) en medio de toda la vegetación y todos los mosquitos. Des de allí nos pudimos mover a las distintas islas. Yo ya era muy feliz, tenéis que pensar que antes de irme ya pensaba en llevar mi super equipo de "snorkel"....mi "tubo y careta" de bucear, en Mongolia Jordi se reía de mí porque lo metí en la mochila y me dijo...¿en serio vas a ir cargada por Mongolia, China y Vietnam con esto? y yo...que cuanto más me dices y me razonas la elección tan equivocada que estoy teniendo más segura estoy de hacerlo...lo metí y lo cargué TOOOODOOO EL VIAJE en mochila. Pero llegó la hora... nos fuimos a la playa a ver los peces de colores, el coral y todo lo fantástico que puede ser lo que no vemos a simple vista. Me lo pasé muy bien, Jordi también...porque en los barcos te dejan un equipo de snorkel,...pero el mío es mucho mejor...por la simple razón que es mío. Por la noche también pudimos bucear y ver cómo brilla el plancton al movernos dentro del agua, algo increíble. Nadas, te sumerges, los peces de miles de colores se acercan a ti. Fue mágico, quizás os habéis fijado que la palabra mágico sale en casi todos los posts,..pero es que de verdad, este viaje está siendo mágico, con todo lo bueno y lo malo. De Krabi nos fuimos a Khao Sak, un parque nacional que está unos pocos quilómetros más al norte. Para ir allí teníamos que coger un bus municipal que nos llevaba a la estación de autobuses y allí coger otro bus que nos llevaba a la ciudad de Surat Thani y de allí coger otro bus que nos llevaba al parque nacional...y así empezó el día con nuestra gincama: las mochilas en la espalda, ya empezábamos a sudar, mientras yo, con las mochilas de Jordi y mía, esperaba el bus en la parda Jordi fue a cambiar dinero, el bus llegó y Jordi aún no estaba, yo le dije al conductor que esperaba a otra persona, él me dijo que subiera que lo recogeríamos por el camino o en la siguiente parada....y qué pasó??? pues sí, nos perdimos. Jordi llegó a la parada y yo no estaba, el bus estuvo en la parada siguiente un rato, yo entendí al conductor que me dijo que pasaríamos por la parada a buscarlo así que le envié un SMS para que esperara, el conductor al final cogió mis mochilas y me hizo bajar del bus y me dejó tirada en la calle, y yo llamaba a Jordi pero él no lo cogía,... así que empecé a subir la calle con 2 mochilas grandes y dos pequeñas,... se me levantaba el labio de la fuerza que tenía que hacer, finalmente vi a una persona que corría desde el final de la calle, era él que venía corriendo. Sí parece ser que mi cerebro,  a veces, funciona en una dimensión paralela a la mía y así hago las cosas. Bueno total que cogimos el otro bus, llegamos a la estación de buses, y teníamos que coger un bus que en 4 horas nos dejaría a Surat Thani, yo me estaba haciendo pis... y qué hizo mi cerebro paralelo mágico??? pues decidí que ya haría pis cuando llegara a Surat Thani,...SÍIII 4 horas aguantando, a las dos horas empecé a pensar que cómo sería la sensación de la explosión de la vejiga en mi interior, iba combinando posiciones en las que visualizaba que daba más espacio, me empecé a subir los pantalones para que no apretara nada,...fue horroroso. Al llegar tal cual bajamos me metí en una agencia de turismo y me fui directa al baño (otra gran idea de mi cerebro paralelo), al salir Jordi me miraba con su mirada Ibáñez, le estaban vendiendo un viaje por 20 euros y no sabía cómo decir que no porque yo ya me había metido en su baño, finalmente les dijimos que íbamos a buscar dinero y veníamos a pagar y nos fuimos corriendo a la estación de buses. Ya por fin llegamos a Khao Sok, la jungla en el sur de Tailandia, este parque no es muy conocido, por eso lo escogimos, había turistas pero estaba muy tranquilo, estuvimos tres días, de estos tres días el primero lo pasamos tranquilamente paseando por el pueblo, el segundo nos metimos en el parque nacional, allí vimos macacos, lagartos del tamaño de una botella de agua (a Jordi le dan repelús los lagartos, fue muy divertido) en este parque te dejan llegar solo hasta un punto, más adelante debes pasar con guía,...así que nosotros fuimos solos, llegó un momento que estábamos totalmente rodeados de árboles, bamboo, pájaros (no los veíamos pero los oíamos), nosotros no sabíamos que el bamboo hace un ruido espectacular cuando pasa el aire por dentro de él, era increíble, espectacular estar allí en medio, realmente la jungla suena como nos lo imaginamos, unos sonidos preciosos, un olor a naturaleza que no había olido nunca antes, y otra vez, mil fotos y ninguna se ajusta a la realidad, y no puedes fotografiar el olor y las sensaciones, así que guardamos la cámara y nos quedamos callados mirándonos, sobrando todo lo que pudiéramos decir. Al día siguiente cogimos una moto y fuimos a la zona del lago. Allí, junto con tres chicos más, cogimos una barca que nos llevó por dentro del lago, el agua tenía un color azul muy vivo y yo estaba haciendo un gran esfuerzo para no meter la mano dentro. Al final, una chica tailandesa de los que venía en la barca con nosotros me miró y me dijo...¿quieres tirarte? se ve que mis ojos se estaban comiendo el lugar. Y le preguntó al conductor si me podía bañar, él acercó la barca a una esquina y me dijo que me tirara, nadie más se tiró, la barca paró el motor, las montañas eran altas, llenas de vegetación de mil verdes, pero todos vivísimos, el agua con un azul brillante y yo haciendo el muerto, sin ningún ruido, ya os podéis imaginar cómo me sentí, o no, no lo sé, pero no tengo tanta facilidad de escritura para poder explicaros lo feliz que estaba allí dentro, creo que estaba tan a gusto que todos los de la barca se quedaron callados disfrutando ese momento de calma. Cuando salimos del lago decidimos ir a un lugar donde ponía que había una reserva de elefantes, nos acercamos hasta allí y pudimos ver 5 elefantes, como no somos muy expertos en el tema paramos la moto y fuimos andando, para no molestarlos, estaban bebiendo agua de un río y comiendo hojas de palmera. Son realmente impresionantes, aunque no nos quedamos mucho rato, porque vimos que estaban atados y al cabo de un rato aparecieron unos turistas subidos a ellos y no nos gusta el echo de que exploten a los animales de esta manera, no hace falta subirse encima de un animal para poder disfrutar de él.
Y ahora ya estamos en Bangkok, increíble ciudad, de las más increíbles que hemos estado, calles anchas con templos brillantes por todas partes, gente sonriente, simpática, que bromea contigo, cambias de calle y te encuentras en unos callejones pequeños llenos de gente, música, comida callejera por todas partes, turistas, te pueden vender un masaje como un traje de Armani como un escorpión para cenar, una locura que vive en completa armonía. Estos días ves a todo el pueblo vestido de negro, niños, jóvenes y mayores, ya que están guardando el luto por la muerte del rey Bhumibol Adulyadej, increíble muestra de respeto y admiración hacia el monarca, increíble muestra de unión de un pueblo.
Cuando hablamos de nuestro viaje, de nuestra vida durante estos dos años con la gente, nos dicen que qué suerte que tenemos,... yo no creo que la palabra correcta sea suerte, y en este viaje cada día me estoy dando más cuenta, suerte sería haber cobrado la herencia de una tía que no conoces, irte a dar la vuelta al mundo y que te la organizara otro, sin tener que dormir en aeropuertos, estaciones de tren, cargar una mochila que te hace sudar espacios de tu cuerpo que pensabas que no tenían poros, echar de menos una furgoneta que tiene más de 200.000 quilómetros sin aire acondicionado pero a la que llamas hogar.
Lo que estamos haciendo nosotros es el fruto de sacrificio, de renunciar a cosas materiales, cenas, salidas con amigos, de trabajar durante 10 años organizando la ruta, documentación, papeles, etc. Tener un objetivo y saber que vas a por él, que no sabes la fecha exacta que puede variar de 2, 3 o 10 años, da igual, pero sabes que lo vas a hacer, y cuando tienes esto claro, no es la suerte quien te lo hace, eres tú. Y esto se puede aplicar a cualquier sueño que se tenga, sólo hay una razón por la que se puede o no se puede hacer y esa razón es quien lo sueña, el protagonista principal de su propia historia, nada más.
baño en el lago del parque nacional de Khao Sok
 
playas del sur de Tailandia
 
Railay, sur de Tailandia
 
encuentras frutas increíbles que saben deliciosas


una tapita (nos lo comimos de verdad,...los dos)

budha recostado, templo Wat Pho Bangkok

calles de Bangkok

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