Translate

miércoles, 12 de abril de 2017

The beautiful British Columbia

Hola a todos, estamos acercándonos, de nuevo al círculo polar ártico, por segunda vez en nuestro viaje. De momento seguimos en Canadá en la Columbia Británica, y como tienen en la matrícula los coches de este estado, estamos en the beautiful British Columbia (la preciosa Columbia británica) y tienen toda la razón. Aunque también hemos pisado un poco el estado de Alberta, el parque nacional de Jasper, al que llaman el palacio de hielo. Es un parque nacional que tiene una extensión como toda Cataluña, enormes cascadas de hielo, alces paseando por el pueblo de Jasper, nieve por todas partes, lagos congelados, impresionantes colores del agua, azul turquesa, azul grisáceo, azul oscuro, y nosotros nos vamos parando en todas partes, guardando todo en nuestro disco duro. Recordar todo esto será una gozada, pero vivirlo lo está siendo más.
Seguimos intentando ahorrar en el dormir, aparcando en la calle, y de vez en cuando buscar un "campground" (una especie de camping con lo básico, a veces sin duchas) para mantener un poco la higiene. En Jasper aparcamos la primera noche en la calle, se estaba muy bien, y aunque había nieve por todas partes, no hacía mucho frío (estamos mutando a canadienses), la segunda noche que dormimos en la misma calle nos despertamos con un regalito de una multa por 30 euros, se ve que en los pueblos que forman parte de los parques nacionales no se puede pasar la noche en el vehículo aparcado, así que fuimos a buscar un "campground" para pasar unos cuantos días más allí...bueno no está mal, después de 25.000Km, 10 países y 9 meses llegó la primera multa, y esperemos que sea la única.
De Jasper volvimos hacia el oeste, no perdemos de vista nuestro objetivo, lo más al norte posible. Nos fuimos hacia la ciudad de Prince George, al llegar nos pareció una ciudad aburrida y sin ningún encanto, así que seguimos el viaje hasta llegar al pueblo de Fort St. James, un pueblecito muy pequeño, al llegar allí nos empezamos a preocupar porque no podríamos aparcar más de un día en sus calles sin llamar la atención, como decimos con unas amigas...Dios proveerá,,...y así fue, estábamos delante del lago Stuart, con el pueblo a nuestra espalda y la puesta de sol en nuestros ojos y leímos un cartel que ponía: (Municipal Campground, 10€ la noche, el encargado pasa a recoger el dinero), Jordi me miró y me dijo,...es la mejor opción, así pasamos la semana aquí escalando, caminando y viendo estas puestas de sol. Nos quedamos allí, pero resulta que el encargado no pasó ni un solo día, ya que la temporada empieza en mayo o junio, así que los servicios están cerrados. La idea que tenemos nosotros de primavera, no se corresponde a los paisajes de Canadá, ellos van de manga corta y muy fresquitos, pero nosotros aún no hemos guardado la ropa térmica, creemos que la llevamos pegada a nuestro cuerpo.
Fort St. James es un sitio maravilloso, aunque pequeño puedes perderte en el monte pope, subir sus 1.000 metros y poder ver la típica postal de Canadá, árboles y lagos por todas partes hasta donde te alcanza la vista, y puedes estar seguro que donde ya no ves,...también hay árboles y lagos,...y nieve, a mí no se me da muy bien caminar sobre la nieve, parezco una manzana pocha, llevo morados por todas partes, al principio Jordi, cuando me caía venía corriendo preocupado y yo me enfadaba, no sé si con el mundo, con Jordi porque está a mi lado, conmigo, con la nieve, no se, ahora cuando ya estoy en el suelo Jordi me mira, me dice: te ayudo? me quedo callada y luego me levanto, supongo que ya en Alaska después de mil caídas más, me reiré.
Estando en Fort St James recibí un mail de una amiga, con una canción que nos recordó muchísimo nuestro viaje, el por qué estamos haciendo esto. Vosotros leéis los posts, las fotos y disfrutáis con nuestras aventuras, aunque no todos los días son una fiesta, hay días que tenemos que esperar que deje de llover, hay días que no puedo dormir por tener sabañones en los pies por el frío o simplemente esperar en un pueblo a que se acerque el calor para poder empezar a subir, ya que entrar en Alaska antes de Mayo es una locura. Recibir noticias de amigos que simplemente te dicen que se acuerdan de ti nos ayuda mucho, así que...esto lo pondré en catalán: gràcies Tina per recordar-nos què estem fent, què volem, quins són els nostres somnis, per què vam estar lluitant y vam deixar tantes coses enrere y gràcies per recordar-nos que no deixem de caminar i que quan tornem estareu a CASA esperant.

En Fort St. James podíamos despertarnos, desayunar en el lago, yo hacía unos ejercicios de yoga, Jordi tocaba la guitarra, y luego nos íbamos a escalar, uno de esos días vino Brenda, una mujer de unos 50 años, con unos mapas y un pin del pueblo, nos dio la bienvenida al pueblo, le dimos nuestro e-mail y un cd de los míos (nos llevamos varios cds por si conocíamos a alguien especial poder regalarle, ya no nos quedan) hoy recibimos un e-mail suyo dándonos las gracias por alegrar el pueblo, gracias por haber hecho que Fort St. James forme parte de algo tan mágico como nosotros y nuestro viaje,...pues hoy ya casi no comemos de lo que nos hemos hinchado como gallos. Nos encanta poder formar parte de la comunidad donde nos metemos por unos días.
Después de Fort St. James nos fuimos hacia Kiwanga, aunque para arrancar la furgo esa mañana tuvimos el privilegio de estrenar las pinzas que compramos después de pasar una noche en el Gran Cañón, como estábamos aparcados delante del lago helado y esa noche hizo un poco más de frío la furgoneta no arrancaba, así que enseguida vino un vecino en manga corta y una camioneta tamaño camión europeo a ayudarnos.
Kiwanga es el pueblo donde empieza la carretera 37, llegamos y nos pusimos delante del cruce, yo le dije a Jordi, ésta es...él me dijo...ya??? y nos bajamos de la furgo, allí estaba, la sensación es muy especial, nuestro viaje está formado por pequeños primeros pasos que se juntan. Este es otro pequeño primer paso, te invade una sensación de vacío, otro sueño que vas a atravesar. La carretera 37 es la que une la Columbia Británica más comercial con la parte casi deshabitada, llega hasta el Yukón y de allí directo a Alaska, naturaleza salvaje, 1000Km que esperan a que otros locos se metan por ella, formamos parte de algo tan gigante que parece que se divierta viendo pasar aventureros llenando sus depósitos para encontrar osos, lobos, conejos que llegan tarde a la hora del té y mil sueños que van llegando sin prisa pero sin pausa. Pero aún no es el momento de meternos en la 37, fuimos a Terrace, un poco más al sur, a esperar una semana más, esperar al tan ansiado mes de mayo, que vaya derritiendo la nieve para poder dejarnos continuar el viaje. En Terrace decidimos ir a un RV Park, un lugar donde puedes aparcar con duchas, lavadoras y wifi, desde donde ahora estoy escribiendo el post, llegamos ayer, aquí también hay muchas zonas de escalada, hace sol y calor (seguimos con lo térmico por eso) conseguimos....bueno...Jordi consiguió que nos hicieran una rebaja, ya que no necesitamos electricidad. Tan sólo aparcar vino nuestro vecino Larry, vive en una caravana con su nieto y fabrica atrapa sueños casi gigantes, nos invitó a un café y nos regaló un bote de salmón en conserva que había pescado durante el mes de agosto del año pasado, y qué más se puede pedir? Hoy veo el sol, conozco a alguien nuevo que me hace soñar y no necesito más.
Y estoy soñando mucho, hay algo en mi interior que se me está comiendo, algunos me dijisteis que estaba un poco loca por dejarlo todo por este viaje (mi sueño al fin y al cabo) bien, esta locura está apoderándose de mi cuerpo, en forma de Dalton Highway en Alaska, quizás algunos ya conoceréis esta carretera, es la carretera que te lleva desde Fairbanks a Deadhorse, el pueblo más al norte de América, es una de las carreteras más peligrosas del mundo, 1000Km de carretera sin pavimentar, hielo hielo y más hielo, los camiones tienen prioridad, es decir, debes dejarlos pasar cuando los ves venir. Yo le voy diciendo alguna cosilla sobre la carretera a Jordi, que me dice...Ya veremos Fátima, quizás es mejor que siempre haya uno de los dos que tenga el juicio más despierto, unos días soy yo y otros es él, por ahora hemos decidido que cuando lleguemos a Fairbanks, nos pondremos delante de la carretera, bajaremos de la furgoneta,...y luego....nos dejaremos llevar.

una de las miles de cascadas congeladas en Jasper

crías de alce en Jasper

Jasper

Regalazo que nos dio el destino en una tienda de cervezas de Jasper

Escalando en Jasper

Puesta de sol en Fort St. James

Subida al Mt. Pope

Estrenando las pinzas

Salmón de Larry

Carretera 37 en Kiwanga, preparándonos para el nuevo paso