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miércoles, 4 de octubre de 2017

Cuba y...vuelta a casa

04/10/2017
Empezamos a terminar nuestra aventura. Buenos días desde Amberes (Bélgica). Estamos esperando nuestra furgoneta, que salió de Baltimore hace un mes y hoy ha llegado a esta ciudad, aunque debemos esperar un día para poder recogerla.
Estamos en la biblioteca pública, porque se nos acumulan las historias que contar, nos han dejado un ordenador (en el sistema de teclado distinto al que se usa en nuestra casa y sin la letra que ocupa un lugar entre la N y la O en el alfabeto)....vamos a ver cómo sale esto....será divertido.

Tenemos 1 hora para poder resumiros un poco cóno ha sido nuestro paso por Cuba, así que seremos breves, quizás no nos de tiempo de contaros cómo viven los cubanos la revolución (aún activa) cómo compramos 4 langostas recién pescadas por 4 euros, cómo nos la cocinaron al "microwey", hasta donde tenemos ganas de llegar a nuestras casas, estar con nuestras famílias, comer nuestra comida y empezar otra nueva aventura como es nuestra vida.

Como os decíamos, la furgo salió hace un mes de Baltimore, ella vino hacia Europa y nosotros fuimos hacia Cuba, llegamos justo un día antes que el huracán Irma. En el avión éramos 10 pasajeros, 8 cubanos y nosotros 2. Aunque la empresa con la que habíamos reservado los billetes nos había contactado para poder anular el vuelo nosotros preferimos ir y poder ver la fuerza de la naturaleza, cómo la gente de un pueblo acostumbrado a este fenómeno se prepara comprando agua, subiendo tabiques de obra en las puertas de las casas para que el agua no entre, cómo pasan la noche despiertos viendo como el viento tira árboles, farolas, semáforos, etc. Y cómo despierta el día siguiente con sol, todas las calles llenas de agua, de escombros y con el pueblo preparado para remontar, una vez más, sus espacios y sus vidas, sabiendo que éste es un hecho contra el que no se puede luchar, porque está por encima de todos nosotros, simplemente se debe respetar.

Pasados esos días del huracán nos dimos cuenta que la máxima dificultad de este acto metereológico está en el después (dónde encontrar comida, ciudades sin luz ni agua durante más de 15 días) y la gente simplemente esperando, al preguntar a las personas nos decían,...esto es un huracán, estamos vivos y a salvo, ahora sólo podemos esperar.
Estuvimos una semana por La Habana, viendo como se iba recuperando poco a poco, los pocos coches que hay se empezaban a dejar ver por la ciudad, los chevrolets rosa ya salían a pasear turistas.
Pudimos entrar en la fábrica de Habanos y poder vivir la vida del pueblo en una casita en la que dormimos durante esa semana.

Después de esta semana en La Habana reservamos un coche para poder recorrer la isla de cuba. En la casita en la que dormíamos conocimos a David y Ela una pareja franco-polonesa que empiezan a recorrer América con sus mochilas, se apuntaron a venir unos días con nosotros así que nos fuimos los 4 juntos a ver Cuba: Cienfuegos donde dormimos en casa de Ramona y Héctor, El Nicho, un paraje natural increíble con unas cascadas naturales desbordantes debido al huracán, Trinidad, donde estuvimos en casa de Luís. Allí se separaron nuestros caminos ellos fueron hacia el norte y nosotros seguimos bajando, hacia las ciudades de Ciego de Ávila y Camaguey, allí teníamos que decidir si seguíamos bajando o empezábamos a subir de nuevo. Teníamos que vijilar, el precio de la gasolina es terriblemente caro, el precio de la comida también y no puedes pagar nada con tarjeta de crédito, y podéis imaginar que a estas alturas nuestro presupuesto en "cash" es bastante inexistente. Así que empezamos nuestro camino hacia Santa Clara, donde se encuentran los restos de Ernesto Che Guevara. Seguimos hacia Varadero,...para los que no lo sepáis, en Varadero es donde están algunos de los ressorts de Cuba y sí, decidimos dedicar los últimos 3 días antes de volver a Europa a estar en un Ressort, nadando, comiendo y durmiendo, y así lo hicimos y fue tanto que el último día yo me puse mala de tanto comer. Pero con las suficientes fuerzas para volver a La Habana, coger el avión, pasar 24 horas viajando, cambiando de aviones, cogiendo buses, buscando el hotel y poder recuperarme comiendo el maravilloso queso de Bélgica a un precio maravilloso también.
 
Esperamos estar en camino de nuestra casa bien pronto y, al llegar, poder explicaros con calma y con muchas ganas las mil historias que llevamos dentro, que nos hacen reír al recordarlas, volver a adaptarnos al ritmo que va a ser el nuestro de nuevo, esta vez con otros ojos, unos ojos que han visto más y aunque quizás más cansados con ganas de seguir viendo y viviendo.

café y habano

preparativos para la llegada de Irma

Primeras lluvias del huracán

después del paso de Irma

Pasando un  buen rato

Malecón 

Así es Cuba

Sol del trópico

La Habana

Capitolio

Con David y Ela

Haciendo amigos

Con Ramona y Héctor en Cienfuegos

Camino al Nicho

Nicho

Trinidad

Langosta a 1 euro

Santa Clara

Camino a Matanzas

En el autobús de Matanzas

Cueva de Saturno

Playa de Varadero

Puesta de sol en Varadero

Preparados para volver


sábado, 1 de julio de 2017

Bendita avería

Ya estamos aquí de nuevo amigos, para explicaros las cosas que nos han pasado estas últimas semanas, que no han sido pocas.
Después de varios miles de kilómetros de llanura para cruzar el centro de Canadá, llegamos a Thunder Bay, el primer pueblo que bordea el Lago Superior, el lago más grande del mundo, y no sé si será el más grande, pero desde luego cuando estás en su orilla tienes la sensación de estar en el mar, ya que ni desde lo alto de los acantilados que lo envuelven, puedes ver el otro lado, y es que tiene, ni más ni menos que 4.393 Km. de costa. Nos ha regalado grandes vistas y esos magníficos acantilados de los que hablaba donde hemos podido escalar. Allí conocimos a Mike y Robert, dos escaladores “sesenteros” y muy auténticos, autóctonos de la zona, muy amablemente nos estuvieron enseñando las zonas de escalada cercanas. Después de destrozarnos las yemas de los dedos, emprendimos marcha, bordeando todo el lado canadiense del lago superior, hacia Toronto. Toronto, vaya ciudad guapa guapa, creo que en el “ranquing” de este viaje, sin duda es de las mejores, sino la mejor de todas, una mezcla de edificios altos y casas bajitas impregnadas de graffittis, una multiculturalidad y mezcla de razas como no había visto hasta ahora, comprobamos científicamente que en el metro no entran dos personas seguidas de la misma raza, por no hablar de la amabilidad de su gente. Nada más llegar, íbamos por el centro con nuestra furgo, reconociendo un poco la ciudad y buscando alguna zona gratis para aparcar, entonces nos adelantó por la derecha un tipo en bicicleta y nos preguntó a voces,
-¡¡¡de dónde sois, que no reconozco esta matrícula!!!
así llegamos a un semáforo en rojo y David se paró al lado de nuestra ventanilla, empezamos a explicarle nuestro viaje y... el semáforo se puso verde
-¡¡¡OOOh qué guai, qué gran aventura, que os vaya muy bien!!!
y así llegamos a otro semáforo en rojo y David se volvió a poner en nuestra ventanilla, le explicamos que estábamos buscando alguna zona gratis para aparcar y nos dijo que en el centro era bastante difícil, a todo esto el semáforo se volvió a poner en verde y nos dijo
-parad en esta gasolinera de aquí y os digo alguna zona para aparcar gratis.
allí estuvimos un rato charlando con él y su información nos fue de fábula, ya que encontramos una zona gratis y tranquila donde pudimos pasar unos días aparcados. Esa misma tarde terminamos tomando un café etíope con él, unos dumplings tibetanos y para rematar un par de cervecitas.
Estuvimos unos días más descubriendo y disfrutando esta maravillosa ciudad, sus barrios chino, portugués, latino, italiano, coreano, africano, y un largo etcétera, miles de ofertas culturales gratuitas, y es que, hay que ver cómo cuidan al ciudadano en este país.
Con gran pesar dejamos Toronto atrás, sin saber todavía lo que nos deparaba el futuro, una pequeña avería en nuestra furgoneta, pero... ¡Ay mare! ¡bendita avería!. Y es que emprendimos marcha hacia las cataratas del Niágara, en el camino hicimos una parada para visitar los famosos viñedos de la zona, cuando subimos de nuevo a la furgo pasó lo que llevaba tiempo esperando:
-Fátima, la furgo no arranca
-Bueno, ya hace tiempo que le cuesta arrancar, un día u otro tenía que pasar
-Ok, es hora de quemar el sándwich del almuerzo, tendremos que empujar
-Espera que me ato las zapatillas
Y allí estábamos los dos, empujando como jabatos, Fátima con los pies hinchados, pero no de empujar, sino de la presión con que se había atado los zapatos, chica previsora. Por esas cosas del destino que a unos quince metros teníamos una bajada que nos facilitó la tarea, la furgo empezó a coger carrerilla y saltando como en una peli de acción, nos metimos dentro, Jason Bourne y Marie Kreutz lograron arrancar la furgoneta y se dirigieron hacia Sta Catharina, el pueblo más cercano donde, otra vez por esas cosas del destino, había una casa Volkswagen, algo bastante raro en Canadá. Aparcamos en el parking y entramos a preguntar si nos podían arreglar la furgoneta,
-hasta la semana que viene imposible, tenemos el taller a tope
-ok pues entonces tendremos que dormir aquí porque nuestra furgoneta no arranca y nosotros vivimos en ella
-buf, veré qué puedo hacer
A los cinco minutos salieron, como de un anuncio de coches, seis mecánicos impolutos del taller en busca de la furgo, empujando la metieron dentro y se pusieron a arreglarla. Al rato salió un mecánico y nos dijo que el problema era una pieza del contacto, nada grave, pero la pieza no le llegaba hasta el lunes y estábamos a viernes, como solución para el fin de semana nos propuso hacer un bypass, eso en inglés, en castellano lo que viene siendo un puente de toda la vida y al más puro estilo del torete y el vaquilla salimos del taller arrancando nuestra furgoneta juntando dos cables.
No habíamos andado cinco metros que allí estaban Barry y Ann, nos pararon antes de que pudiéramos salir del taller y nos preguntaron si veníamos al festival Volkswagen, les dijimos que no, que se nos había roto la furgoneta y teníamos que esperar hasta el lunes. Nos explicaron que este fin de semana se hacía un festival Volkswagen en un pueblo cercano, el destino había hablado, Ok no tenemos nada que hacer hasta el lunes, puede estar bien. Se ofrecieron para llevarnos a la tienda que organizaba el evento y allá que nos fuimos. Llegamos a John's bug shop, estuvimos explicándoles nuestra situación y nuestro viaje a todos ellos. Nos fuimos hacia el camping donde se concentraban todas las furgos y coches del evento y nada más llegar ya nos estaba esperando AJ, otro organizador que ya sabía que íbamos para allá. Nos recibieron con los brazos abiertos, fogata encendida y cerveza fría, ¿podíamos pedir algo más?. Al día siguiente se hacía una ruta exhibición de todos los vehículos Volkswagen, a cual más limpio y brillante, entre todos ellos, allí estábamos nosotros, con nuestra furgo que lleva mierda pegada desde Mongolia. Una vez aparcados los 250 vehículos del evento, pudimos disfrutar de una barbacoa y de grandes conversaciones con toda la gente que flipaba con nuestra aventura y con nuestro método para arrancar la furgo. Con la barriga llena, preparados para irnos al camping se acercó un tipo y nos dijo que era periodista del diario Niagara This Week y nos quería hacer una entrevista sobre nuestro viaje, acabamos saliendo en portada. Una vez en el camping, AJ, buen tipo y mejor persona, nos sorprendió con un regalito digno de admirar, apareció con dos botellas de vino mágnum italiano, que nos bebimos entre los tres, visitando y charlando con los vecinos Volkswageneros, acabamos la noche a la vera de la hoguera con guitarra en mano. Al día siguiente no había quién se levantara, y cuando salimos de la furgo sólo quedábamos nosotros, no veas cómo madruga esta gente. El domingo era la exposición de todos los vehículos, nos fuimos para allá y nos volvimos a encontrar con Barry y Ann, nos habían preparado unos bocatas para comer con ellos, junto a ellos y otros compañeros pasamos todo el día disfrutando de actividades tales como quemar el motor de un coche o hacer equilibrio encima de una madera con los coches. Llegó el momento de entregar los premios y para nuestra sorpresa AJ, micrófono en mano, empezó a explicar a todo el mundo nuestra aventura, nuestro viaje y cómo el destino nos había llevado hasta allí, entonces dijo
-Ahora me quito el sombrero y lo dejo encima de la mesa, todos aquellos que queráis ayudar a estos chicos, podéis poner lo que queráis aquí dentro.
Anonadados vimos como la gente empezó a acercarse y a meter billetes dentro del sombrero, incluso un ganador compartió la mitad de su premio con nosotros, otros se acercaron y nos regalaron bandejas de comida y como remate final la organización nos volvió a invitar a cenar. Toda una demostración de bondad, amabilidad, respeto y otros tantos adjetivos que podría poner para esta maravillosa gente que conocimos este fin de semana. Todavía no había acabado todo, al día siguiente Barry y Ann vinieron al taller, mientras arreglaban la furgoneta, y nos dijeron que les gustaría pasar el día con nosotros y enseñarnos un poco toda la zona, así que empezamos el día con un desayuno a lo canadiense total (huevos, bacon, tostadas, mermelada, salchichas, café y colesterol), con la barriga llena y la furgo arreglada nos invitaron a su casa, nos dimos un buen bañito en su piscina, nos enseñaron dos magníficos mustangs clásicos que tenían en su garaje, también estuvimos visitando las cataratas del Niágara, algunos viñedos, hicimos una pequeña cata y volvimos a rematar el día con otra cena (fish & chips), al despedirnos nos sorprendieron, una vez más, regalándonos una matrícula canadiense, banderas y jabones para nuestro viaje. Nos hicieron sentir como en casa.
Este viaje nos está enseñando muchas cosas, sobretodo que afortunadamente, en el mundo, hay muchas más buenas que malas personas. Barry y Ann, AJ y John os estaremos agradecidos toda la vida.
 
esperando alguna solución

escalada en el lago superior

vistas desde los acantilados el lago superior

pictografías de los indígenas en la orilla del lago

Toronto

Toronto

cómo no...la CN Tower

buscando el problemilla

vino con AJ

guitarra a la vera del fuego

os presentamos a Barry y Ann

cena en uno de los lugares más lujosos del mundo

espectaculares cataratas

cataratas
 

lunes, 13 de febrero de 2017

El lejano Oeste


08 de febrero de 2017, ya hace casi un mes que volvemos a tener la furgoneta, francamente, el tiempo pasa muy distinto cuando llevas tantos meses de viaje. Parece que hiciera tres meses que estamos en Estados Unidos, pero no es así, ya no medimos el tiempo en horas, días o meses, lo estamos midiendo en experiencias, es muy difícil saber cuándo hicimos la última compra, cuál fue el último día que llamamos a casa, vamos midiendo según zonas que hemos visitado. En casa me quejaba de la vida, de la rutina del día a día, actualmente me da mucho por pensar, en las horas que estamos mirando la carretera, unos días con sol, otros con lluvia, incluso con nieve, filosofeo sobre la vida, realmente la vida es una rutina, pero me estoy dando cuenta que la rutina no es mala, lo importante de la rutina es que te guste y te sientas a gusto con ella, hay días extraordinarios y días normales que pasan desapercibidos, si estos días normales dejaran de existir, los extraordinarios perderían la importancia que tienen, y así tengo mis pensamientos que le suelto a Jordi, a veces me dice, ¿cómo puede ser que ya estés hablando así sin haber desayunado?, pues la sensación que tengo es que mi cerebro va explotando cada día que pasa y me hace recordar y comparar, y darme cuenta que esta vida que hemos escogido es fantástica y la que teníamos antes también lo es y que me encantaba y eso me alegra, porque estoy aprendiendo a valorar cada uno de mis días.

Después de este prólogo tan místico de mi existencia os cuento, estamos en San Francisco, llenos de experiencias increíbles, después de recoger la furgoneta nos fuimos hacia OceanSide, un pueblo en la costa, a unos 80 Km al sur de Los Ángeles (o 50 millas que aquí vamos con millas, galones y todo a lo grande) allí compramos comida, llenamos la despensa y simplemente nos sentamos a ver el océano, la puesta de sol del pacífico, el primer día llovió, pero el segundo nos regaló unas vistas impresionantes, las que nos merecíamos después de estar tantos días en Los Ángeles esperando. Otra gran rallada de las mías es que después de dar media vuelta al mundo estamos descubriendo que nuestra casa es el paraíso de las patatas fritas en bolsa, en el norte de Europa son carísimas, en Rusia venden bolsas pequeñas, no existen las grandes, en Mongolia y el sur este asiático ni se les pasa por la cabeza tener patatas fritas. En Estados Unidos tienen un gran surtido, pero están muy caras. Aunque de vez en cuando nos permitimos el capricho, como fue en OceanSide, que nos compramos unas bolsas y unas cervezas y volvimos a descubrir lo bien que se está en nuestro microespacio.

En EEUU hemos vuelto a encontrar oficinas de turismo, la última que vimos estaba en San Petersburgo, así que fuimos a buscar toda la información que pudimos, le explicamos nuestra aventura a la señora de turismo y nos llenó una bolsa entera de mapas de carreteras de todos los estados, todos los parques nacionales, ciudades, etc. Así que con la cervecita y las patatas empezamos a planear la ruta, que está siendo la siguiente: de OceanSide nos fuimos hacia el parque nacional de Joshua Tree, un parque preparado para escaladores, allí compramos un pase anual de parques nacionales, nos costó 80 euros pero nos va a servir para todo este año, en Joshua Tree visitamos una antigua mina de oro, descubrimos caminos que nos recordaban muchísimo a las películas de vaqueros y como dice Jordi cada día,...como las clavan las pelis. Estuvimos un par de días escalando y era fantástico, porque había mucha gente, pero es un parque tan grande que llegas a estar solo sin oír nada de nada, sólo ves Yucas, unos árboles muy característicos de este parque, enero es temporada alta, porque en verano hace mucho calor y puedes morir deshidratado, en los parques nacionales hay zonas de acampada, pero se tienen que pagar casi todas, así que nosotros salíamos del parque y aparcábamos en la entrada, así nos ahorrábamos un dinerillo. De Joshua Tree nos fuimos a New Jack city, una zona de escalada que nos comentaron unos chicos que conocimos en Joshua Tree, allí también estuvimos escalando unos días y pudimos aparcar dentro de la zona de escalada, esta zona no está marcada en ningún sitio, tampoco está indicada en la carretera, menos mal que nos explicaron bien estos chicos y lo encontramos a la primera.

En la carretera nos dimos cuenta de la amplitud de la zona oeste de Estados Unidos, increíbles llanuras, largas y el sol haciendo espejismos, nos encantaba ver la carretera larga, y de verdad os digo, había bolas de hierba que arrastraba el viento por el medio de la carretera, sabéis las bolas que os digo no? Tenía tantas ganas de descalzarme en la furgoneta, poner los pies en el salpicadero y beber un té con el termo que no me canso de hacerlo, sobretodo cuando hace sol.

De New Jack City fuimos a Las Vegas, Jordi tenía muchas ganas de ir, yo también, pero no me emocionaba mucho, y claro, cuando llegamos ya me dijo,...de aquí no nos vamos sin jugarnos unos dólares baby. Y no me quedó elección, fuimos a un casino y nos jugamos 20$ yo ya los daba por perdidos, pero la señora de la ruleta nos dijo que nos había tocado, le dijimos que cuánto nos había tocado y nos dijo...seventy... Y Jordi me dice...ha dicho setenta? Yo le dije,...noooo será diecisiete y no lo hemos entendido bien, así que se lo hicimos repetir y cuando nos dijo setenta yo grité de la alegría,...como si nos hubieran tocado 1.000 dólares, un “cowboy” con su sombrero y su “churri” se acercó y quiso apostar en nuestra mesa, porque debía pensar que nos estábamos forrando, le dijimos a la crupier que nos diera el dinero que nos íbamos a comer unas blue cheese burguer con french fries y un american coffee, qué risas que nos pegamos después al recordarlo, porque allí la gente se juega más de 500$ en la partida, nosotros nos jugamos 20 y ganamos 70,....tampoco era para tanto, pero bueno la ilusión fue lo mejor, eso no fue lo único que vivimos en esta ciudad, pero sintiéndolo mucho, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas.

Nos fuimos hacia Arizona a ver al colosal Gran Cañón,...que tampoco debía ser para tanto...recorrimos la ruta 66 y al llegar lo que sí era para tanto fue el frío, 17 grados bajo cero, y tan tranquilos aparcamos, nos hicimos la cena y nos acostamos a dormir, al día siguiente la furgoneta no arrancaba, así que fuimos a buscar las pinzas....ay no que no llevábamos, vaya aventureros estamos hechos, justo a nuestro lado había un señor que se acababa de comprar un coche y tampoco le arrancaba, él sí sacó sus pinzas y se enchufó a otro coche, nosotros nos pusimos a su lado y le dijimos...después nos toca a nosotros y así fue que nos ayudaron a arrancar la furgoneta (ya tenemos american pinzas podéis estar tranquilos) fuimos a ver el gran cañón y señores,...sí es para tanto, es impresionante, y estoy segura que nevado lo es muchísimo más, espectacular, un vacío enorme que llega a entrar en tu alma hasta el punto que te cuesta respirar, nuestros ojos no están acostumbrados a poder dirigir la vista a un horizonte tan lejano, allí conocimos a una pareja mayor que iban con una chica de Perú, estuvimos charlando y nos dijeron que teníamos que ir a Sedona, a ver las red rocks, y como no hay nada mejor que hacer caso de la gente del lugar, nos fuimos hacia Sedona, un poco más al sur, y por lo tanto un poco más calentito. Nos encantó el pueblo, y lo mejor fue la bajada del puerto de montaña que hay entre Sedona y el Gran Cañón, montañas, ríos, nieve, estaba anocheciendo y el color era rosado, resaltando con el blanco de la nieve y la base de las montañas totalmente roja, la furgoneta estaba bien contenta, porque hacía bajada, la subida la hicimos por otra carretera menos pronunciada. En Sedona estuvimos caminando por distintas rutas que nos llevaban a los verdaderos paisajes y decorados de Bonanza y allí nos acordamos millones de veces del padre de Jordi y de mi abuelo, fans aférrimos de John Wayne y sus muchachos.

En un principio queríamos llegar hasta El Paso, para ver la frontera con México, pero al final, por Quilómetros y gasto de gasoil decidimos empezar a tirar hacia el Norte, y hacia el Norte...the winter is coming. De Sedona nos dirigimos hacia Death Valley, y para no pillar nieve preferimos coger la misma ruta que habíamos cogido para bajar, y Jordi pensó que sería mejor hacer noche en...Las Vegas,...qué cosas eh!!! Bueno pasamos allí la noche y al día siguiente llegamos al Parque Nacional de Death Valley (el valle de la muerte), creíamos que en ese parque nacional no encontraríamos nada, sólo desierto, pero la gran sorpresa fue que tiene una zona con dunas por las que me tiré, no podía morir sin haberme tirado por unas dunas,...y no lo volveré a hacer, estuve mareada toda la tarde y estuve dos días sacándome arena del ombligo, de las orejas, de los dientes y de la nariz, así que nos duchamos en un campo base. Duchaditos y limpitos nos fuimos a ver cañones, increíbles colores, unos cañones de mármol, otros amarillos y rojos, otros de tierra rojiza que forman puentes naturales y en una punta del parque, un volcán, el cual puedes caminar al rededor del cráter, pisando tierra volcánica, cargada de años y de historia, el sol apreta mucho en Death Valley, teníamos que ir con unos gorros para protegernos y no tienes sensación de sed, aunque te estés deshidratando, es bastante peligroso, así que íbamos bebiendo a sorbos pequeños, aunque el cuerpo no nos diera ninguna voz de alarma, la última visita que hicimos fue en una balsa de sal que había justo al lado del desierto con las dunas, lo más increíble de este parque son los cambios bruscos de paisajes que te puedes encontrar, y las sorpresas que hay en cada rincón, creíamos que no íbamos a ver nada y nos sorprendió toda su variedad y sobretodo tan diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, y tal cómo nos encantó Death Valley por lo diferente a lo que nosotros conocemos nos encantó el camino que recorrimos hasta el otro parque nacional el de Sequoia y Kings Canyon, fuimos hacia el norte por en medio del estado de California y vimos naranjos y olivos,... en mi vida me había hecho tanta ilusión ver unos olivos... cuando estoy en casa y empiezo a ver olivos quiere decir que empieza el trabajo, aquí era un recuerdo de nuestra vida, a miles de quilómetros y con un paisaje tan parecido, nos encantó tener la sensación de estar en casa, poco a poco nos acercamos a estos parques nacionales donde se encuentran los árboles más grandes del mundo, las Secuoyas, aquí estos árboles son sinónimo de sabiduría, por los años que tienen, podrían ser sinónimo de calma, fortaleza, grandeza, carácter y mil cosas más que sientes cuando te metes dentro de uno de ellos y notas como aunque no hable, ni te mire, te deja acercarte y te deja sentirlo, sintiéndote respetado y abrazado, y de vez en cuando, en el silencio, Jordi o yo decimos...y qué cosas estamos viendo y viviendo en este viaje y el otro afirma con un...mmmm

La siguiente parada fue otro parque nacional, ya os he dicho que nos sacamos el pase anual, y lo estamos amortizando muchísimo, el parque nacional que esperábamos tanto, el Gran Cañón es espectacular, pero para nosotros la estrella iba a ser el siguiente, el Yosemite, íbamos a ver a El Capitán, la pared de granito más grande del mundo, donde se encuentra la vía de escalada más difícil del mundo, no es que la fuéramos a subir, queríamos estar, como queremos estar en tantos sitios que sólo leer sobre ellos ya nos marcan, la vimos y la sentimos, cómo de grande es la naturaleza para hacer esas bellezas tan inmensas, montañas, paredes rectas, árboles enormes, y cuán pequeños somos nosotros y lo grandes que nos creemos, nuestra vida pasa sin voz y todos ellos se quedan allí viéndote pasar, sabiendo que tú pasas y ellos seguirán allí para que más generaciones los admiren, si es que quieren admirarlos, y los respeten, y puedes notarlo, debes respetarlos, en este mundo sólo mandan ellos, sin ellos todos nosotros estamos muertos.

La gran riqueza de Estados Unidos son sus paisajes y sus parques nacionales, la naturaleza que puedes apreciar, aunque a diferencia de Mongolia aquí puedes respirar un respeto hacia ella, sin que el ser humano llegue a mezclarse y fusionarse sintiéndose parte de ella, esto lo puedo explicar así porque en Mongolia llegué a sentir como la naturaleza me engullía para formar parte de ella, ves las rocas, los animales y los humanos formando un gran equipo, en Estados Unidos puedes ver las rocas y sus paisajes por un lado, los animales por otro y el ser humano respetándolo pero no fusionándose en un mismo equipo. Y de eso trata el viaje, de ver cómo el mundo se relaciona de distintas maneras.

Por un tiempo se acabaron los parques nacionales, nos fuimos hacia la costa, llegamos a Santa Cruz, el pueblo donde nació el Skateboard, estuvo lloviendo dos días, y lo mejor que tiene la furgoneta es que cuando te cansas de la lluvia te vas a otro sitio. Y ayer llegamos a San Francisco, a diferencia de Los Ángeles o Las Vegas, esta ciudad está viva, se respira cultura, las razas se mezclan y se respira cooperación de pueblo, así que nos quedaremos hasta que nos plazca, y luego nos iremos ya hacia el norte, aunque esto ya irá en otro post.

oceanside
 

bar restaurante típico americano

Joshua tree

mina de oro the lost horse

así me lavo el pelo

las vegas

todo al rojo

ruta 66


el gran cañón

red rocks sedona

red rocks en sedona

dunas de Death Valley

volcán Ubeheebe death valley

Golden canyon en Death valley

el tercer árbol más grande del mundo

Yosemite

el capitán y mi capitán