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martes, 18 de julio de 2017

Hasta luego Canadá, fue un placer


Ya os estoy escribiendo desde otro país, volvemos a estar en Estados Unidos, esta vez la costa Este. Entramos esta mañana, íbamos con todo preparado, y con los nervios de todas las fronteras, por si nos faltaba algún papel,... para entrar por tierra a EEUU necesitas un visado, que debes tramitar en tu país, pero nosotros no podíamos hacerlo, intentamos tramitarlo en la embajada de los Estados Unidos en Ottawa, pero como no estábamos en su lista nos fue imposible entrar en la embajada, así que decidimos ir sin nada hasta la frontera y que allí hicieran lo que quisieran, y así hemos llegado esta mañana. Se han encargado dos chicos jóvenes, nos han hecho las mil preguntas de siempre y nosotros hemos empezado a hablar, la nueva técnica que adoptamos es: hablamos los dos, más o menos a la vez, en inglés y vamos contando a nuestro rollo nuestro viaje, hasta que se cansan y nos hacen el visado, y así lo han hecho. Hemos estado un tiempo esperando a que nos hicieran el papelito, no puedo asegurar cuánto tiempo ha sido, porque en las embajadas, fronteras y sitios públicos el tiempo pasa de una manera distinta a la del resto del mundo, no sé si es mucho o poco, la cuestión es que nos han dado los visados y nos han dicho buen viaje...No nos han mirado la furgo,...y eso me da mucha rabia, ¡el momento de pasar las fronteras es cuando más limpia la llevamos!.

Os voy a contar un poco el final de nuestro paso por Canadá. Después de estar con los amigos Volkswageneros en Niágara emprendimos camino hacia Ottawa, la capital del país, una ciudad recogida, con edificios coloniales, con mucho turismo, a nosotros nos pareció una pequeña Inglaterra, no estábamos acostumbrados a este paisaje en estos lugares, estuvimos tres días paseando por la ciudad y viendo los preparativos de la fiesta nacional del 1 de julio, en Ottawa pudimos dormir en el aparcamiento del Walmart (ya casi nuestro terreno) el tercer día vino la policía, se ve que alguien los había llamado, que había un vehículo sospechoso con una matrícula sospechosa, se puso un coche delante de la furgo y otro detrás, y nosotros desayunando tan tranquilamente. Nos preguntaron qué hacíamos tantos días allí y las mil preguntas de siempre, al final nos dijeron que lo sentían, pero que con la fiesta del 1 de julio la gente está un poco asustada, fueron muy simpáticos, tanto que antes de irse nos regalaron dos vales del Mc Donalds para dos cafés, y como ese día ya nos íbamos nos pasamos por el Mc. Donalds a buscar nuestros jarrones de café para el viaje, dos cafés XXL para llevar por favor, con azúcar, vinagre, mostaza y ketchup (el vinagre, la mostaza y el ketchup para nuestra despensa claro).

De Ottawa nos fuimos hasta Montréal, allí encontramos una callecita en el centro, donde aparcar era gratis y se veía un lugar muy tranquilo, ...así que ya teníamos hotelito. Nos fuimos a ver la ciudad, había festivales por todas partes, festival de artesanos, el festival internacional de jazz, festival de pintura, mil actividades que nos hicieron volver locos de un lugar a otro, todo gratis, montajes enormes, bailes con estructuras hechas por contenedores de transporte, toda una calle llena de pinturas, un piano público en una plaza, en el barrio gay, donde estaban tocándolo y cantando los vecinos del barrio, llegábamos tardísimo a nuestro hotelito furgonetero y hechos polvo de ir hacia arriba y hacia abajo. Allí probamos las Poutiné más famosas de Canadá, un plato enorme de patatas fritas con queso cheddar y una salsa, también probamos la cola de castor, que no es una cola de verdad, es un postre, que no está nada malo y que nos comimos mientras paseábamos por el puerto antiguo de Montréal...vaya estampa más romántica.

Y de Montreal a Quebec, pasando por el parque Nacional la Mauricie, un parque como casi todos los que hemos visto de Canadá, frondosos, verdes, con vistas que parece que te ensanchen la mirada, caminatas por todas partes y cada una con una característica distinta,...y lo mejor,...duchas, aprovechamos que este parque nacional tenía duchas para hacer un buen repaso. Cuando llegamos a las duchas nos dijeron que funcionaban con monedas de 25 centavos, cogimos todas las monedas que teníamos y nos fuimos hacia allí, yo llevaba 2 y Jordi otras dos, al meternos en las duchas vimos que para que funcionara tenías que meter 4 monedas de golpe....bueno...no entraré en detalles, pero después de montar un “cinet” nos pudimos duchar los 2 con nuestras 4 monedas (esta será una de esas historias que cuentas en el bar riéndote).

Quebec nos pareció otra pequeña Europa, esta vez Francia. Con muchas cuestas y otra vez mucho turismo, fue allí donde pasamos el 1 de julio, en un concierto del famoso grupo Billy Talent y los fuegos artificiales, fue bastante divertido, aunque....seguimos pensando que somos los mejores montando “tinglados” y festivales. En Québec hablan francés, yo creía que también hablaba francés, fue muy frustrante no poder entenderme con nadie en francés, no les entendía nada y ellos no me entendían a mí, terminábamos hablando en inglés, Jordi se reía de mí diciendo que él creía que iba a estar salvado en Québec con mi francés....más tarde encontramos unos franceses de Francia y nos dijeron que ellos tampoco llegan a comprenderse muy bien con la gente de Quebec (fue un descanso).

De Quebec decidimos subir un poco hacia el norte, hacia el pueblo de Tadoussac, donde se pueden avistar ballenas beluga, ballenas negras y focas. Creíamos que no íbamos a ver pero había millones de belugas, fue increíble, maravilloso, era impresionante ver tantas y tan blancas, reflejaban la luz del sol en sus espaldas cada vez que salían a respirar. Creíamos que ver las belugas había sido lo mejor del día,...pero luego seguimos subiendo hasta otro lugar, donde simplemente te sientas en las rocas delante del mar y dejas pasar las horas, y cuando estás medio dormido, relajado por el sol que te da en la cara y por el sonido del mar ves salir una ballena enorme delante de ti y sale y se vuelve a meter y vuelve a salir y se vuelve a meter y todos nos despejamos de golpe, pero nadie dice nada. Quizás, para mí, este es uno de los secretos de la vida que no sabía, no todo es ahora, ni a un momento determinado, ni durante tanto tiempo, simplemente te sientas y esperas que las cosas pasen, y puede que pasen o puede que no. Si no pasan, no quiere decir que no estén allí, simplemente no ha pasado mientras tú estabas,...si pasan...no lo olvidarás en la vida, no sólo no olvidarás el espectáculo de ver a una ballena en su ruta por la vida, tampoco olvidarás la sensación de la calma mientras esperas ver cómo pasa la vida, la naturaleza, sólo disfrutar de la espera. Esa noche dormimos en una playa llena de dunas y de mosquitos, estábamos orientados hacia el este, es decir, el sol salía por el mar, y sin el sol en el horizonte durante su puesta vimos otro espectáculo, nosotros no podíamos ver el sol, estaba detrás nuestro, detrás de las montañas, pero su reflejo llegaba hasta el mar y volvía todo el cielo de color rosa, se ve que todos los habitantes de Tadoussac saben este hecho y justo a la hora de la puesta vinieron muchos coches para poder ver ese rosa de la vida. Al día siguiente vimos salir el sol por el mar, y me di cuenta de cuánto tiempo llevaba sin ver el sol salir por el mar, tal y como lo he visto salir siempre durante 36 años, reflejando sus rayos más fuertes de la mañana en el agua. Las puestas de sol en el océano son preciosas pero la salida del sol por el mar me trae los mejores recuerdos de mi vida, y por un momento eché de menos mi precioso mar mediterráneo.

De Tadoussac nos fuimos hacia la península de Gaspé, New Brunswick y Nova Scotia. Para nosotros, después de pasar por todo Canadá, fue lo menos espectacular, que no es menos bonito, pero tuvimos la sensación de estar en Europa, pasamos por el parque nacional de Fundy, y por las rocas Hopewell, unas rocas enormes erosionadas por la marea, entre las que puedes pasearte cuando ésta baja, justo estar a su lado...dios santo qué maravillas hay en el mundo, y sólo hemos visto la mitad. En Nova Scotia pudimos estar en el parque nacional de Kejimkujik, y vimos la niebla que acompaña esta provincia en toda su costa que la vuelve misteriosa y silenciosa.

En esta zona los aparcamientos de los centros comerciales Walmart se vuelven lugar de reunión y “pasaratos” de sus habitantes,...lo que nosotros hacemos en una cafetería, en una plaza, delante del mar, ellos lo hacen en los aparcamientos, con un vaso para llevar de una cadena de cafés, pero sin bajarse de los coches, cada uno está en su coche, uno al lado del otro y hablan por las ventanillas, es muy divertido ver cómo pasan las tardes así. Y en uno de estos aparcamientos nos despertamos el 15 de julio, celebrando 1 año desde que empezamos el viaje, no nos vamos a poner melancólicos,...pero empezamos de risa hace un año y hemos reído, llorado, nos hemos enfadado, hemos visto mil cosas, hemos conocido personas de distintas razas que van pasando por la vida,...como nosotros, y también hemos aprendido que no somos distintos a todos aquellos viajeros, turistas,...da igual el nombre, que viven sus experiencias, sean cuales sean, unas empiezan, otras acaban y todas son fascinantes para los que las están viviendo, porque son sus vidas.

Se acabó nuestra gran experiencia en Canadá, más de mil fotos, vídeos, recuerdos y amigos nuevos que lo han hecho, sin lugar a dudas, uno de los países más impresionantes en los que hemos estado, y quizás sí tenía razón la agente que encontramos en la primera frontera de Canadá, que nos aseguró que este país iba a ser el mejor de todo el viaje.
cola de castor

parlamento de Ottawa

Calles de Montreal

piano público en el barrio gay de montreal

espectáculo con contenedores

calles de Quebec

Calles de Quebec

Poutiné (mmmm....)

Parque Nacional La Mauricie

uno de los lugares donde despertamos

la vie en rose

el saludo al sol

esperando ballenas

Jordi es un superviviente, haciendo fuegos

De todo sabe

niebla en Nova Scotia (P.N. Kejimkujik)

Ir a la playa en Canadá es lo mismo que en el Mediterraneo, pero con chaqueta
 

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